Un estudio de la red de atención a las adicciones (UNAD) y la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) ha concluido que la adicción a las pantallas, sobre todo en mujeres jóvenes, comporta riesgos de trastornos de alimentación y autolesiones, ansiedad y depresión.
Dicha investigación, realizada entre marzo y noviembre de 2023, explora las adicciones a las redes desde una perspectiva de género y psicosocial, y evidencia que, en el caso de ellas, las situaciones más denunciadas son 'ciberbullyng', 'pornovenganza' y 'ciberacoso'.
Otro de los síntomas que también aparecen son: escasa percepción del riesgo a la sobreexposición del propio cuerpo, baja autoestima y aislamiento.
En el estudio, en el participaron 50 entidades de la UNAD y Fejar, subraya que las redes sociales y las pantallas "han democratizado la posibilidad de ver, pero también de ser visible", y el hecho de "observar vidas ajenas, supuestamente perfectas, puede llevar a una disociación de la realidad, especialmente entre los menores de edad".
De hecho, el uso "inadecuado" de las redes daña la autoestima y genera depresión en el 95% de las mujeres mientras que provoca ansiedad y baja concentración al 70% de los varones.
Además de los trastornos en la alimentación, las redes sociales y el abuso de pantallas está asociado a compras compulsivas en las mujeres y confusión en la consecución de logros satisfactorios.
En los hombres dominan otro tipo de conductas como la agresividad, el absentismo escolar, el bajo rendimiento académico, la pérdida de sueño y la falta de intereses.
El estudio también revela que el abuso de redes expone a las personas a la desinformación, a los discursos de odio y a la manipulación social y se hace creer que una forma de pensamiento específica está muy extendida y generalizada.
Dado que es un problema que avanza con rapidez, el estudio constata el sufrimiento de las familias por atajar la situación ya que no tienen herramientas para evitar estos peligros, y no saben poner límites al tiempo pasado frente a las pantallas.
El estudio subraya que no hay consenso científico sobre la posibilidad de incorporar la sobreexposición a las pantallas y el abuso de las redes a un grupo de patologías.
Sin embargo, cuando la patología ya existe, estás pueden agravarse en función de edad y sexo.
Si bien se está extendiendo la idea de no patologización de las redes, lo que sí preocupa a UNAD es el aumento de casos que llegan a las asociaciones, y el aumento de demanda por parte de los institutos pidiendo información al respecto, para la prevención de sus peores consecuencias.
Y es que más de la mitad de los encuestados cree que se debería hablar mucho más de los problemas de sobreexposición a pantallas y de los peligros que entrañan, dado que suponen problemas para la salud de las personas.