Cómo mejorar la productividad laboral: entreno intenso y ejercicios en el trabajo

A día de hoy, es habitual tener un trabajo sedentario, es decir, sentado en una silla, más o menos cómoda, frente al ordenador. A medida que va pasando la jornada laboral, tu cuerpo se va cansado, y por ende, ya no rinde tanto como antes. "Ya no me cunde" o "no consigo concentrarme" son algunas de frases que confirman esta situación.

Para intentar reducir esta acumulación de fatiga y potenciar la productividad laboral, el nutricionista Saúl Sánchez da una serie de consejos en su cuenta de X. Este hilo también se apoya de un estudio de la Universidad Británica de Columbia, Canadá.

Antes de profundizar, el profesional argumenta que "pasar mucho tiempo sentado reduce la capacidad de rendir a nivel cognitivo, provocando que cada vez se trabaje peor".

Entreno intenso a diario, sobre todo de fuerza

Una vez que la jornada laboral llega a su fin, Saúl Sánchez recomienda entrenar de forma más o menos intensa, de acuerdo a las capacidades de cada uno, diariamente para compensar los efectos negativos de estar mucho tiempo sentado frente a un ordenador.

Aunque cualquier actividad física es buena, el profesional incide en el entrenamiento de fuerza ya que "produce activación cerebral, aumentando así la adaptación del sistema nervioso", sumado a la reducción del "riesgo de sufrir dolores musculoesqueléticos".

Descansos en el trabajo para activar el cuerpo

Además del ejercicio físico, según evidencia el estudio canadiense, hay que hacer una pausa de unos 15-20 minutos durante la jornada laboral para realizar un programa breve de ejercicios sencillos para así activar el cuerpo.

De esta forma mejora la productividad, la composición corporal y la salud en general.

Descansar por las noches

Este consejo es más que conocido por todo el mundo. La evidencia científica apunta que una persona con 18 años o más debe dormir entre 7 y 8 horas para no arriesgar su salud.

Además, la hora perfecta para iniciar el sueño es entre las 22:00 y las 22:59. Tanto dormirse antes como después de esa franja horaria aumenta el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular.