La hepatitis A no es una enfermedad exclusiva de algunos países, sino que está extendida por todo el mundo. Esta vez las alarmas han saltado en España tras detectar el virus de la hepatitis A en fresas procedentes de Marruecos. Los agricultores valencianos han sido quienes han alertado del problema, teniendo en cuenta que dicho virus supone un riesgo para la salud humana.
Según define la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hepatitis A es una inflamación del hígado debida al virus de la hepatitis A (VHA). Se transmite principalmente cuando una persona no infectada, y no vacunada, ingiere agua o alimentos contaminados por heces de una persona infectada.
La hepatitis A suele tener un periodo de incubación de entre 14 y 28 días hasta que aparecen los síntomas, los cuales van de moderados a graves.
Aunque los infectados no siempre manifiestan todos estos síntomas, los más comunes suelen ser: fiebre, malestar, pérdida de apetito, diarrea, náuseas, molestias abdominales, coloración oscura de la orina e ictericia -coloración amarillenta de la piel y de los ojos-.
Tanto los síntomas como la gravedad de la enfermedad, y por consecuencia la mortalidad, aumenta con los años por lo que para los adultos es más peligrosa que para los niños.
Las formas de transmisión de la hepatitis A, según la OMS, son las siguientes:
Cualquier persona sin vacunarse, o sin haberse contagiado previamente, es susceptible de contraer la enfermedad. A pesar de esto, hay ciertos factores que aumentan este riesgo:
Aunque no existe un tratamiento específico para la hepatitis A, la recuperación es posible. En lo casos más graves, que presentan insuficiencia hepática aguda, sí que es necesaria la hospitalización, pero sino, la mejor forma para recuperarse es mediante el descanso y el consumo de líquidos abundantes y alimentos saludables, según Medline Plus.
La OMS también recuerda que es importante evitar medicamentos innecesarios que pueden afectar negativamente la función hepática, como el acetaminofeno o paracetamol.