El sedentarismo está a la orden del día, especialmente entre aquellas personas que trabajan frente a un ordenador. Además, cuando se practica ejercicio físico se suele hacer se suele hacer una vez al día y habitualmente de forma intensa, dependiendo de las capacidades de cada persona.
Aunque este tipo de ejercicio presenta beneficios para la salud, un reciente estudio ha demostrado que las interrupciones cortas y frecuentes en el sedentarismo atenúan significativamente la glucosa en sangre tras las comidas en comparación con estar sentado durante mucho tiempo.
Está más que comprobado que caminar es una buena forma de controlar los niveles de azúcar en sangre, pero si además esta actividad se realiza a una hora específica sus efectos son aún más positivos.
Aunque para muchos puede no ser posible, debido a sus horarios laborales, el momento ideal para salir a caminar y reducir los niveles de azúcar en sangre es justo después de comer.
El estudio constata que es efectivo en un margen de hasta una hora y media después de haber terminado de comer.
En primer lugar, el ejercicio que se practica de forma habitual aumenta la sensibilidad del cuerpo a la insulina, reduciendo así los niveles de glucosa en sangre.
Como segundo punto, los músculos emplean la glucosa como fuente de energía cuando se está en movimiento por lo que así esta no se acumula en el torrente sanguíneo.
La reducción del estrés también es otro de los beneficios que presenta el hecho de salir a caminar, que a su vez también tiene un impacto positivo en los niveles de azúcar en sangre.
Un dato revelador que los investigadores hallaron es que para obtener dichos beneficios no es necesario realizar grandes esfuerzos, ni actividades físicas de mucha intensidad.
Con el simple hecho de levantarse de la silla o del sofá después de comer y dar un paseo a ritmo moderado que dure entre dos y cinco minutos, contribuye significativamente a la reducción de azúcar en sangre.