Hace algo más de una semana, Sergio Peris-Mencheta se sometía a un trasplante de médula para tratar el cáncer que le diagnosticaron el pasado mes de enero. "Hoy es mi renacimiento", eran las palabras con las que se despidió él mismo en su cuenta de Instagram el pasado 28 de mayo, antes de comenzar con el trasplante. Nueve días más tarde ha vuelto a subir una publicación, pero esta vez contando cómo se siente tras recibir el agresivo tratamiento: "mudo perdido, diarreico, con una llaga por boca, dolor de huesos, de cabeza, 6 días con alimentación por vía, fabricando saliva como para una empresa de siliconas, ojos secos.
Tal y como define el Hospital Clínic de Barcelona, "el trasplante de médula es un procedimiento que consiste en sustituir las células madre de la médula ósea enferma por las sanas de un donante". Enfermedades como la leucemia, como es el caso del actor, un linfoma o una inmunodeficiencia pueden hacer enfermar la médula ósea, hasta tal punto que el trasplante es el único tratamiento curativo para muchos.
Aunque los beneficios de este tratamiento son admirables, los efectos secundarios de este tratamiento también hay que tenerlos en cuenta. En primer lugar, antes de comenzar el trasplante de médula propiamente dicho, se debe acondicionar al cuerpo para que esté en condiciones óptimas.
Esto significa que "se debe eliminar la médula antigua, mediante quimioterapia y/o radioterapia, que se realiza de forma secuencial justo antes de la administración de las nuevas células del trasplante. El tipo, dosis y duración del acondicionamiento varía en función de la enfermedad y de la edad de la persona", explica el Clínic.
Una vez que el paciente se somete al trasplante de médula, inmediatamente después puede empezar a manifestar problemas resultantes de haber destruido al completo su médula ósea o efectos secundarios de los propios tratamientos de acondicionamiento.
Aunque los efectos secundarios pueden ser muy dispares, desde la American Cancer Society enumeran los más comunes: