Podría decirse que Àngel Llàcer acaba de superar uno de los peores momentos de su vida, en cuanto a estado de salud se refiere. Él mismo cuenta en sus redes sociales que en un primer momento estuvo ingresado durante diez días en un hospital de la capital tras detectarle la bacteria shigella, después de volver de un viaje por el sureste asiático. Dicho germen puede provocar una infección intestinal muy contagiosa que causa una diarrea grave con presencia moco, sangre o pus en las heces, según describe la Sociedad Española de Medicina Interna.
Cuando le dieron el alta en Madrid, el actor y director teatral pensaba que todo había terminado, pero la realidad era que aún no había pasado lo peor. Esta vez le ingresaron en un hospital de Barcelona por una fascitis necrotizante, "que derivó en cuatro operaciones en la pierna y catorce días de UCI. Fueron momentos muy difíciles, en los que se temió por mi vida; incluso llegué a despedirme de mi familia y de mis seres queridos", escribía en una publicación de su cuenta de Instagram.
La fascitis necrotizante es una infección grave que afecta a la piel y a los tejidos blandos. Aunque su incidencia es poco común, se ha ido incrementando en los últimos años; actualmente afecta a uno de cada 100.000 habitantes, según estima un artículo publicado en Seminarios de la Fundación Española de Reumatología. La detección precoz, y por consiguiente, el tratamiento inmediato, es determinante para la favorable evolución y supervivencia del paciente, teniendo en cuenta que la mortalidad se sitúa en un 25-35%.
Aunque los pacientes jóvenes sin comorbilidad asociada no están exentos de padecer esta afección, hay una serie de factores, generales y locales, que aumentan el riesgo de desarrollar fascitis necrotizante. Entre los factores de riesgo generales destacan: la diabetes, el alcoholismo, la inmunosupresión -debilitamiento del sistema inmunitario y de su capacidad para combatir infecciones y otras enfermedades-, la obesidad, los glucocorticoides -afectan el metabolismo y tienen efectos antiinflamatorios e inmunodepresores-, el consumo de antiinflamatorios no esteroideos, las enfermedades tumorales y las edades extremas.
Por otro lado, respecto a los factores locales, se distinguen: las heridas cutáneo-mucosas, los traumatismos locales, la cirugía local, la venopunción -extracción de sangre de una vena- y la arteriopatía periférica -estrechamiento de los vasos sanguíneos que están fuera del corazón-.
Los síntomas que rodean a las fascitis necrotizantes son muy diversos y se complican a medida que evoluciona la enfermedad. Desde el Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, del Complejo Asistencial de Zamora, evidencia que algunos de los síntomas locales son: dolor, edema y enrojecimiento de la zona, anestesia cutánea, ampollas, despegamiento del tejido celular subcutáneo -de aspecto pálido o verdoso- de la fascia. "Sin embargo, en algunos pacientes las fases iniciales no se acompañan de ningún síntoma localizado y pueden confundir el diagnóstico con patologías benignas de la piel", recuerdan los profesional que trabajan en dicho servicio.
Otras de las manifestaciones que puede presentar la fascitis necrotizante van desde la anemia de consumo, el deterioro del estado de consciencia, fiebre, hipotensión, coagulopatía, insuficiencia renal aguda hasta un shock séptico e incluso un fallo multiorgánico.
Además de los síntomas, subrayan la importancia "de la afectación renal tanto por su frecuencia como por el papel decisivo que juega en la precipitación hacia el fallo multiorgánico".