La Enfermedad de Coats es una patología que está incluida en el listado de La Federación Española de Enfermedades Raras. Se caracteriza por "un desarrollo anómalo y unilateral de los vasos sanguíneos en la retina", según define el Instituto Catán de Retina (ICR). Su incidencia anual es menor de 1 caso por cada millón de personas y en el 80% de estos se da en varones.
Con motivo del Día Mundial de la Enfermedad de Coats, que se celebra cada 17 de agosto, es importante darle la visibilidad que se merece ya que debido a la falta de información su diagnóstico, en ocasiones, se complica, e incluso, llega a confundirse con un tumor.
Uno de los factores que retrasan el diagnóstico es que en las primeras etapas suele ser asintomática y su evolución es muy variable. A esto también hay que sumarle que la edad media de diagnóstico oscila entre los 6 y los 16 años ya que muchos no tienden a quejarse de los síntomas bien porque sólo suele afectar a un único ojo o porque no encuentran las palabras para explicar lo que sienten por lo que en estos casos a los padres les es muy difícil identificar el problema.
En el 95% de los casos, la enfermedad de Coats sólo afecta a uno de los dos ojos y los síntomas suelen ser más visibles cuando se desarrolla en edades tempranas. Algunos de los signos y síntomas más característicos de esta enfermedad son:
A medida que la enfermedad avanza, los síntomas se complican y pueden aparecer arañas vasculares, exudación retiniana, quistes o aneurismas. Entre las afectaciones más graves, el instituto señala que se podrían producir "desprendimientos de retina, glaucoma neovascular, cataratas o incluso pérdida total de la visión del ojo afectado".
En caso de experimentar alguno de estos síntomas o de que los niños manifiesten que padecen alguno, hay que acudir al médico lo antes posible para que este te derive al oftalmólogo ya que en esa consulta es donde se puede diagnosticar o descartar la patología al 100%.
Aunque hasta el momento no se conoce forma de prevenir la enfermedad, "el diagnostico precoz es clave, ya que alrededor del 75% de los pacientes pueden estabilizarse con una terapia adecuada", asegura el Dr. Giacomo de Benedetti, Jefe de Servicio de Oftalmología de Asunción Klinika.
El pronóstico de la enfermedad varia mucho en función del caso, "se podría tratar desde una situación leve que se soluciona espontáneamente sin tratamiento, hasta un caso muy avanzado que provoque ceguera en el ojo afectado. Depende de la edad del paciente, el estado de la enfermedad en el momento de diagnosticarla, de las afectaciones que haya desencadenado (si hay), etc. En la mayoría de caos, se pueden aliviar los síntomas", concluyen desde el ICR.