Uno de los "dolores de cabeza" que traen las enfermedades crónicas, además de la sintomatología en sí misma y la evolución de la afección, es el hecho de tener que estar pendientes de tomarse la medicación y hacerlo siempre a la misma hora cada día. En el caso de las personas con hipertensión muchos tienen que tomar una pastilla diaria -no sólo cuando creen que están altos de presión- y la duda que suelen plantear a sus médicos de cabecera es el momento del día en el que deben tomársela, ¿mejor por la noche o por la mañana?
Una investigación, presentada durante el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés) 2024, dirigida por un grupo de científicos de la Universidad de Columbia Británica y de Alberta, ambas en Canadá, ha profundizado en este asunto. Como pretexto, el investigador principal, el profesor Scott Garrison, ha detallado que “la presión arterial normalmente sigue un ritmo circadiano que alcanza su punto máximo después de despertarse y su punto mínimo durante el sueño. Los eventos cardiovasculares importantes, como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular, se asocian más fuertemente con una presión arterial alta durante la noche".
En el ensayo, una parte de los pacientes a los que se les había prescrito al menos un medicamento antihipertensivo una vez al día, y que no tenían antecedentes de glaucoma, fueron asignados aleatoriamente para tomarse la medicación por la mañana o antes de acotarse. Tras analizar los eventos cardiovasculares posteriores, los investigadores apenas encontraron diferencias ni ventajas adicionales al tomarse la medicación por la noche que es cuando se producen las complicaciones más graves.
“Hemos descubierto que la administración a la hora de acostarse frente a la administración por la mañana no produce diferencias en cuanto a eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE, por sus siglas en inglés), ni en posibles eventos hipotensivos, visuales, cognitivos u otros eventos de seguridad en una población general y, lo que es más importante, en pacientes mayores frágiles, un subgrupo que generalmente se excluye de los ensayos clínicos. Ahora podemos descartar el momento del tratamiento como importante y aconsejar a los pacientes que tomen su medicación para la presión arterial cuando sea menos probable que se olviden”, concluye el científico.
Esto significa que la adherencia al tratamiento, entendido como el grado en que los pacientes toman medicamentos prescritos por sus médicos, es más importante que el momento del día en el que se realiza dicha toma. De hecho, aunque puede parecer extraño que las personas no tomen rigurosamente una medicación que ayuda a mejorar su calidad de vida, las OMS reveló que en los países desarrollados la adherencia al tratamiento de enfermedades crónica era sólo del 50%; respecto a la hipertensión "la no adherencia ocurre cuando los pacientes no toman ≥80% de sus medicamentos antihipertensivos prescritos".
La falta de adherencia a un tratamiento se puede producir de dos formas, cuando ni siquiera se retira la prescripción médica de la farmacia o cuando se produce una alteración en la dosis correcta, por cambios en los intervalos de dosificación, olvido en la administración del fármaco, aumento en la frecuencia de dosis, o suspensión del tratamiento antes del tiempo recomendado.