Hace una semana, la DANA estaba a punto de arrasar múltiples pueblos de Valencia, Andalucía y Castilla La-Mancha dejando a su paso una gran cifra de pérdidas humanas -hasta el momento, la cifra provisional es de 215 muertos-, económicas y un dato desconocido de desaparecidos.
Las tareas de búsqueda de víctimas no cesan, la recogida de productos de limpieza y alimentos en cada rincón de España se intensifica, la llegada de voluntarios para abastecer a los afectados y colaborar en las tareas de limpieza y desescombro continua... sin embargo, en este escenario que muchos han denominado como "el pueblo salva al pueblo", entra en escena un nuevo peligro: las enfermedades infecciosas.
Son siete los días que lleva el agua estancada en múltiples casas, garajes, e incluso calles, y con el paso del tiempo, esta comienza a estar cada vez más contaminada porque en flotan productos químicos, como aceites o gasolina, pero también microorganismos por la descomposición de animales y personas. A estos factores se suma la reducción de higiene y saneamiento por la falta de recursos y de agua potable y la vulnerabilidad de la población a los agentes patógenos, de forma que el riesgo de enfermedades infecciosas y brotes epidémicos aumenta.
La Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) ha elaborado una guía 'Enfermedades infecciosas tras catástrofes causadas por peligros naturales' en la que expone las fases por las que pasa un desastre natural, como ha sido la DANA, así como los riesgos de infección que aparecen en un país desarrollado como es España.
Se conoce como fase 1 o 'fase de impacto' y tiene una duración de cero a cuatro días. "Es el período en el que generalmente se rescata a las víctimas y se proporciona el tratamiento inicial de las lesiones relacionadas con el desastre", detalla la guía.
Esta es la fase 2 o posterior al impacto que comienza aproximadamente a partir del cuarto día y se extiende durante cuatro semanas. "Es el período en el que pueden surgir las primeras oleadas de enfermedades infecciosas (infecciones transmitidas por el aire, los alimentos o el agua)", detalla.
Por esta descripción, y teniendo en cuenta que estamos en el día 7 desde que la DANA impactó en estos municipios, se podría decir que este es el momento en el que se encuentra el país, más concretamente las zonas afectadas de Valencia, Andalucía y Castilla La-Mancha.
Esta es la fase 3 o 'fase de recuperación', pasadas las cuatro semanas, y es el periodo en el las enfermedades infecciosas comienzan a dar la cara en las personas contagiadas, bien porque han contraído infecciones con largos períodos de incubación o porque son infecciones de tipo latente y se vuelven clínicamente evidentes.
A pesar de que se trata de la última fase, puede no ser la más segura ya que es cuando "las enfermedades infecciosas que ya son endémicas en el área, así como las recién importadas entre la comunidad afectada, pueden dar lugar a una epidemia".
Los desastres naturales, en sí mismos, no importan enfermedades sino que aparecen por la situación que dejan: hacinamiento, alcantarillado deficiente, contaminación del agua potable con aguas fecales, la escasez de jabón, el uso compartido de recipientes, los alimentos contaminados... Estos son los factores principales que causan las enfermedades diarreicas.
La leptospirosis también se encuadra en este contexto. Se trata de "una enfermedad endémica en Valencia por las riadas, por la albufera y por las acequias [...] aparece fundamentalmente en tres lugares: en el Delta del Ebro, en la Albufera de Valencia y en las Marismas de Huelva".
Esta patología puede transmitirse cuando la piel lesionada o las membranas mucosas entran en contacto con agua, suelo húmedo o barro contaminado con orina de roedores.
"A menudo se trata de un cuadro débil y autolimitado, pero puede dar lugar a la aparición de fiebre, cefalea, artromialgias -dolor muscular y articular-, diarrea o dolor abdominal. Existen cuadros clínicos graves, que pueden dar lugar a fallo orgánico, pero existen tratamiento antibiótico eficaz".
Por último, la guía de SEMES también pone sobre la mesa la presencia del tétanos "un problema de salud pública grave entre las personas con infecciones en las heridas y las poblaciones no vacunadas [...] se asocia a menudo con lesiones por aplastamiento y heridas contaminadas".