¿Has probado alguna vez la carne de caballo? ¿Te has preguntado por qué en España no es tan común consumirla? Para Joan Pradells, al igual que para muchos otros culturistas, la carne de caballo, concretamente de potro, es una fuente de proteínas básica en su dieta, sin embargo, este ha contado recientemente "haberlo dejado", pese a llevar consumiéndola desde los 15 años.
Aunque en nuestro país no es muy común ni producir ni consumir carne de caballo, en países como Mongolia, Suiza, Italia, Kazajistán y Rusia sí que lo es, de hecho son los mayores consumidores de este tipo de carne, mientras que China, Kazajistán, México, Rusia y Argentina son los principales productores de carne equina.
La carne de caballo se enmarca dentro del grupo de las carnes rojas, cuyos "rasgos más característicos son su color y su ternura y su sabor un tanto dulzón", describe el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Este tipo de carne destaca por su gran cantidad de agua -se acerca al 80% de su composición-, de proteínas, de minerales como zinc, hierro y fósforo, así como de vitaminas. Por otro lado, también llama la atención su baja cantidad de grasa.
Algunos expertos la catalogan como la "carne saludable", pues puede ser una buena alternativa al resto de carnes rojas por su valor nutricional, de hecho, "es la más rica en nutrientes", apunta un estudio de la Sookmyung Women's University, en Corea.
En esta misma línea, para las personas que siguen una dieta hipocalórica, es decir, aquella que trata de consumir alimentos bajos en calorías y con un buen aporte de nutrientes, la carne equina puede ser una buena opción a considerar ya que es carne magra, con muy baja cantidad de grasas.
Otro punto a favor de la carne de caballo es que "es una excelente fuente de proteína [...] una porción de 100 g de esta carne puede suministrar el 40% del requerimiento diario de proteína de una persona adulta", apunta un artículo de la revista colombiana 'CES Medicina Veterinaria y Zootecnia'.
La última característica a destacar de la carne equina es su gran aporte de minerales, sobre todo de potasio y fósforo, al ser los minerales mayoritarios, seguido de hierro, zinc, magnesio y cobre; por otro lado, el contenido de sodio es más bajo que el de las carnes de bovino y porcino, lo que resulta favorable para aquellas personas que tengan que llevar una alimentación reducida en sodio.
Si bien las autoridades sanitarias aseguran que la carne de caballo es segura para el consumo humano, el miedo y rechazo a este tipo de carne apareció cuando la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) emitió un comunicado tras detectar fenilbutazona en lotes de carne de caballo destinada a la cadena alimentaria.
Dicha sustancia "se utiliza con moderación en medicina humana para el tratamiento de procesos inflamatorios severos cuando se estima que ningún otro tratamiento es adecuado. En medicina veterinaria su uso está permitido en algunos Estados miembros para aliviar el dolor y reducir la inflamación en los animales no destinados a la producción de alimentos (perros, caballos deportivos)", explica la AESAN; de forma que cuando los animales están destinados a la cadena alimentaria, no está permitido el uso de este fármaco anti-inflamatorio.
A diferencia de la carne de cerdo, de vaca o de oveja, la de caballo (pese a su composición nutricional) puede producir rechazo o inseguridad en una gran cantidad de países, como es el caso de España, pero ¿a qué se debe esto? Además de por lo recién mencionado, el artículo de la revista colombiana baraja otras hipótesis: