La investigación sobre el hallazgo de los cuerpos sin vida del actor Gene Hackman y de su mujer Betsy Arakawa el pasado 26 de febrero ha dado un giro inesperado. A diferencia de lo que se sospechaba en un principio, finalmente la autopsia ha revelado que Betsy murió una semana antes que el actor por una rara infección, el hantavirus.
Teniendo en cuenta que Hackman sufría un Alzhéimer bastante avanzado, a los días de que ella muriera por el empeoramiento de dicha enfermedad el informe apunta que la estrella de Hollywood sufrió un paro cardiaco pues el marcapasos que este llevaba dejó de registrar actividad el 17 de febrero.
Se trata de una enfermedad poco frecuente provocada por un conjunto de virus que se encuentran en los roedores, los cuales "eliminan virus por saliva, orina y heces" que se mantiene latente en el exterior unas dos semanas, apunta un informe publicado en 'Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica'.
Entre roedores, el contagio se produce por vía respiratoria o por contacto directo con la saliva, al compartir alimentos o morderse durante enfrentamientos, mientras que los humanos "adquieren la infección al inhalar partículas microscópicas de la orina o material fecal", explica el Departamento de Salud de Nueva York. Hasta el momento, no hay casos registrados de contagios entre personas.
Este grupo de virus puede causar dos afecciones: el síndrome pulmonar por hantavirus (SPH) y la fiebre hemorrágica con síndrome renal (FHSR), distinguen desde Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, cuyos signos y síntomas pueden ser diferentes.
Respecto al SPH, una enfermedad de los pulmones potencialmente mortal, los síntomas suelen aparecer entre una y ocho semanas después del contacto y los primeros que aparecen incluyen:
Aproximadamente la mitad de los que lo sufren también manifiesta:
A medida que van pasando los días, avanza la enfermedad y los pulmones se llenan de líquido, aparece la tos, la dificultad para respirar y la presión en el pecho.
El otro síndrome que provoca el hantavirus afecta a los riñones y a veces es mortal, cuyas manifestaciones suelen aparecer entre una y dos semanas después del contagio y las de la primera fase son:
A medida que esta avanza puede disminuir la presión arterial o producirse falta de flujo sanguíneo, hemorragias internas o insuficiencia renal aguda.
A pesar de que se trata de una infección muy poco habitual, desde el Gobierno de Argentina enumeran una serie de medidas de prevención para evitar el contagio: