"Me duelen los huesos, eso es que va a cambiar el tiempo". Es posible que hayas escuchado en más de una ocasión esta frase, dicha especialmente por adultos de mayor edad, o puede ser que seas tú el que ya haya experimentado esta sensación, pero ¿qué hay de verdad en todo esto? ¿Existe una relación comprobada científicamente entre el dolor de huesos y el tiempo?
"Hablar de los huesos sería ser demasiado concreto", matiza el Dr. José Miguel Sequí, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER), a ElDesmarque; y es que, "aunque no está demostrado científicamente en la literatura recogida, sí que el cambio de tiempo puede influir en el correcto funcionamiento del sistema musculoesquelético".
Las personas de mayor edad y con cierto desgaste articular, las que cuentan con antecedentes de fracturas o cirugías, los pacientes con dolor crónico o las que sufren enfermedades reumatológicas son los grupos que suelen resentirse ante los cambios meteorológicos, según enumera el reumatólogo en el Hospital Universitario de la Ribera, en Valencia.
El reumatólogo incide en que la literatura no ha encontrado relación directa entre ambas variables, sin embargo, este añade que más que fijarse en los huesos, es conveniente poner el foco en otros tejidos más elásticos como son los músculos, ligamentos, cápsulas articulares o tendones.
Respecto a las modificaciones en función de la presión barométrica, "si es baja, estas estructuras se pueden expandir ligeramente, y si es alta, se contraen". En cuanto a la temperatura, "la cálida puede darles a los tejidos mayor capacidad de de distensión, en cambio, si es fría los tejidos se contraen y se pueden notar más las articulaciones con rigidez".
Este también hace referencia al líquido sinovial, que se encuentra en el interior de las articulaciones, que "con los cambios de presión se pueden expandir y por tanto aumentar la sensación de dolor en las articulaciones. Además, teniendo una enfermedad que genera inflamación en las articulaciones, la cantidad de líquido sinovial podría aumentar, generando aún más presión, lo cual se notaría en la movilización de las articulaciones", explica el Dr. Sequí.
Las zonas del cuerpo, y más concretamente las articulaciones, de las que más se resienten las personas a las que les afecta el cambio de tiempo son las siguientes:
Si bien el portavoz de la SER matiza que "estas experiencias son individuales, porque el dolor es subjetivo y cuantificarlo a veces es complejo", hay más testimonios que recogen que, más que notar las molestias al pasar de buen tiempo a mal tiempo, sus articulaciones se resienten cuando habitan en zonas con unas condiciones climatológicas concretas y se desplazan a otras diferentes ya que "no es lo mismo quien vive en la meseta que en la costa, al haber mayor humedad", ejemplifica.