Leche materna, ¿sí o no? Esta es la pregunta que se hacen muchas mujeres embarazadas a punto de dar a luz. Si bien se trata de una decisión personal que tiene que tomar la madre, hay veces en los que su deseo no siempre se cumple a causa de problemas externos.
Más allá de esta decisión, y con motivo del Día de la Madre, la ciencia ha comprobado que la leche materna reporta múltiples beneficios tanto para el bebé como para la propia madre y confirma que es el alimento ideal para los recién nacidos, pues, "por sí solo, cubre las necesidades de los bebés hasta los 6 meses de edad", asegura una revisión de 2021 de la revista 'Nutrients'.
A partir de esta edad, las recomendaciones sanitarias indican que se debe combinar con alimentos ricos en hierro, como cereales y purés de carne y ave, y verduras y frutas blandas trituradas.
Más allá de cubrir las necesidades nutricionales a la perfección de un recién nacido, otros de los beneficios que presenta la leche materna en los más pequeños, según la Asociación Española de Pediatría (AEP), son los siguientes:
Por otro lado, el acto de amamantar también impacta positivamente en la madre, de forma que:
Si bien, como ya hemos dicho al inicio, se trata de una decisión personal de la madre, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se alargan hasta los dos años o más.
Hasta los seis meses, si el bebé toma el pecho 'a demanda', es decir, siempre que lo solicita, la leche materna puede ser su única alimentación. Cuando pasa esta edad y hasta el año "se recomienda ofrecer el pecho antes de las comidas", apunta la AEP.
Cuando tienen entre uno y dos años, recomiendan "al menos, cuatro tomas de pecho al día", independientemente del momento, es decir, antes o después de las comidas, por la noche... pues "siguen obteniendo una cantidad sustanciosa de calorías y micronutrientes"; de hecho, la leche materna puede ser lo único que coman los niños cuando están enfermos.