Al llegar a la playa o a la piscina, una gran parte de la población tiene interiorizado que debe aplicarse crema solar antes de darse un chapuzón. Hay quienes empiezan por las piernas y terminan por los brazos y otros que lo hacen a la inversa, pero la gran mayoría olvida una zonas del cuerpo concretas.
La radiación solar no entiende de partes del cuerpo, lo que significa que tanto las quemaduras como el cáncer de piel, y concretamente los melanomas, pueden aparecer en cualquier lugar, asegura el Dr. Agustín Buendía, director de la Fundación Piel Sana de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV) a ElDesmarque.
Si bien es cierto que el sol puede provocar estragos en cualquier parte del cuerpo que esté expuesto a este, hay zonas que suelen estar siempre o casi siempre recibiendo radiación solar.
La cara, las orejas, el cuero cabelludo, el cuello o las manos son las zonas que más radiación acumulan a lo largo del año, y por tanto "son las más sensibles" a sufrir los efectos negativos del sol.
A la hora de aplicarnos crema solar, hay zonas que suelen pasar desapercibidas y una de ellas son las orejas. La cara o el cuello también son partes que algunas personas pasan por alto o que incluso evitan porque no las consideran importante.
Siguiendo esta línea, la raya del cuero cabelludo es también una de la grandes olvidadas, cuestión que hay que tener muy presente al hacerse trenzas o en el caso de las personas con poco pelo, muy rubio o con calvicie; en este último caso, "tienen que protegerse muchísimo porque la radiación es muy incidente".
Tanto por este motivo, como por el hecho de que las cremas solares no protegen al 100% de la exposición solar, los dermatólogos recomiendan usar -además de la crema solar- sombreros de ala ancha para que cubran todas estas partes.
Otras de las zonas que tampoco debemos olvidar proteger son los empeines de los pies cuando andamos descalzos o con calzado abierto y los dorsos de las manos.
Asimismo, la aplicación de crema solar debe ser en cantidades generosas y contar con la ayuda de otra persona para extenderla en zonas que uno, por sí solo, no llega, como es el caso de la parte media de la espalda.
A modo de conclusión, el miembro de AEDV recalca que la prevención y protección frente al sol debe hacerse desde la infancia, pues una quemadura solar en los primeros 20 años de vida puede duplicar el riesgo de cáncer de piel en la edad adulta.