Dani Alves abandonó la prisión de Brians 2 de Barcelona el pasado 25 de marzo. Dos semanas después, su defensa ha presentado un recurso ante la condena que pretende lograr la absolución. El exfutbolista del FC Barcelona es optimista con el futuro del proceso judicial y como ha comunicado a su entorno, cree que podrá restaurar su imagen pública y seguir ligado al fútbol, aunque no sea como jugador.
El 8 de enero de 2023, Dani Alves jugó sus últimos minutos como deportista profesional. Lo hizo con la camiseta del Pumas y ante el Juárez. Tan solo 12 días más tarde ingresaría en prisión, acusado de agredir sexualmente a una joven en los baños de la discoteca Sutton de Barcelona.
Más de un año después, los tres días de juicio terminarían condenando a Alves a cuatro años y medio de cárcel. Una condena rebajada por el pago de 150.000 euros como atenuante de reparación del daño que derivó en un asunto polémico entre juristas y expertos, pues se consideró ese pago como ‘clasista’ (no todo el mundo puede acceder a esas cantidades) y como meramente material (es decir, que no tuvo ninguna intención real de subsanar los daños causados en la víctima).
Tras 14 meses en prisión, hace dos semanas, Alves puso los pies en la calle después de depositar el millón de euros de fianza solicitado por el tribunal. Desde entonces se refugia en su casa de Esplugues de Llobregat. Allí ha recibido muchas visitas –entre ellas, parece que la de Joana Sanz, su todavía mujer–, pero él tan solo se ha dejado ver los dos días que ha acudido a la Audiencia de Barcelona a firmar y certificar su presencia en el interior del país.
Ahora, su defensa, encabezada por la abogada Inés Guardiola, ha presentado un recurso de apelación de cerca de 200 páginas en el que se solicita la absolución del futbolista. Tal y como recoge El País, el que fuera jugador del Barça habría verbalizado a su entorno “su íntima convicción de que, tarde o temprano, será absuelto y podrá restaurar su imagen pública. Y también de que, con el tiempo, podrá seguir vinculado laboralmente (aunque ya no como jugador) al mundo del fútbol”.
En el escrito presentado ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, el equipo de Inés Guardiola defiende que “apenas se ha acogido como veraz entre un 10 y un 20% de lo declarado” por la víctima. Además, la letrada ha declarado que en este caso no se encuentran dos versiones enfrentadas y totalmente irreconocibles, sino que el relato de su cliente está “verificado por medios de prueba” y tacha el discurso de la denunciante como “incompatible con una prueba científica”.
El recurso hace hincapié en la violencia que la sentencia aseguraba que Alves habría empleado con la víctima para practicar las relaciones sexuales. Y es que, a pesar de que tan solo se encontró una pequeña herida en las rodillas de la joven (algo compatible con la práctica de una felación), los jueces añadieron que “para la existencia de agresión sexual no es preciso que se produzcan lesiones físicas, ni que conste una heroica oposición de la víctima a mantener relaciones sexuales”.
Pero la defensa del futbolista no está de acuerdo con esta versión y alude a las cámaras de seguridad de la discoteca para exponer que la víctima también mostró interés por el futbolista y que el acercamiento fue mutuo. “La prueba objetiva ratifica la versión de Alves”, asegura el recurso.