Pero, aunque no lo parezca, el partido también es importante para el Xerez. Para su imagen, para su nombre, para su futuro. Higuera espera acabar la Liga de la mejor forma posible para que el desastre no sea tan alarmante, al menos con unos triunfos que maquillen el desperfecto ocasionado y que no tiene solución. Jairo, Capi y Alberto vuelven tras cumplir un partido de sanción, con la idea también de no perjudicar a ningún equipo que está peleando por el descenso y que pondrán sus miradas en el Fernández Marchán de Guadalcacín.
Algunos también lo pueden ver como un marrón, pero no estos canteranos que quieren brillar para mejorar su futuro. Y mucho menos para el Arcos, un rival vecino que se ha complicado la existencia en las últimas jornadas. Una derrota ante el Xerez podría ser la puntilla antes de las otras dos finales ante La Palma y Pozoblanco. pero en esas citas no piensa el Xerez, que ya no entiende ni de números ni de estadísticas para salvarse. El acta de defunción ya está firmada, al menos que cuando sea enterrado que lo haga de la mejor manera posible, simplemente por respeto a su historia.