Empate del Xerez en un partido sin ideas
El primer aviso lo dio el Chiclana en el minuto dos. Una falta lanzada desde la izquierda fue rematada por Nene, que obligó a Fabio a intervenir.
El Xerez intentaba llevar el mando, pero el conjunto chiclanero sabía cómo dificultar la salida del balón del cuadro azulino. Además, cuando recuperaba la pelota creaba peligro entrando por la izquierda.
Pasado el primer cuarto de hora, el dominio del Xerez ya era absoluto. Álvaro entraba con cierto peligro por la izquierda, pero siempre fallaba el remate o el último pase. El Chiclana lo veía y cortaba el juego xerecista con faltas en el centro del campo sin el menor pudor.
A la media hora empezó a llover con fuerza en Guadalcacín y eso marcó el desarrollo del encuentro. El balón parado cobraba otra dimensión y en eso el Chiclana se mostraba peligroso con los lanzamientos de Barrena, un especialista.
El Xerez cometía el error de no variar su estilo. Insistía en llegar tocando y el campo no estaba para florituras y sí para disparar desde cualquier posición y poner en apuros a Alberto.
Eran muchas las llegadas al área del Xerez, pero nunca con opciones de marcar. Sí puedo hacerlo en el mismo arranque de la segunda mitad. Daza sacó un córner, Paquitó remató de tacón en el primer palo y Barragán no llegó en el segundo.
El Chiclana reaccionó y estuvo a punto de marcar a renglón seguido. Nene primero, con un lanzamiento desde fuera del área, y después Samuel, estuvieron cerca de dar un disgusto a los xerecistas.
La ocasión más clara se vivió en el minuto 57 de la segunda parte. Caro sorprendió con un gran disparo lejano y Alberto se lució con una parada espectacular. Poco después era Paquito quien no llegaba a un centro de Beato.
Mendoza movió el banquillo dando entrada a Beni y Alberto para refrescar el ataque. El equipo llevaba la iniciativa, pero no tenía ritmo en sus llegadas. A falta de 20 minutos para el final el Xerez ya no era el equipo impetuoso del inicio de la segunda parte.
En el tramo final el Chiclana parecía más entero. Los cambios no habían surtido el efecto de otros días y aunque lo intentaba hasta el final, se veía al Xerez más espeso de lo habitual. Alberto tuvo una buena ocasión al final, pero no era el día de los azulinos.