Momento surrealista el vivido en un partido de juveniles este pasado fin de semana. Y es que un jugador de origen asiático intentó despejar un balón que rondaba su área por tres ocasiones y ninguna de ellas lo consiguió.
La primera ocasión de despeje es más que comprensible que no lograra despejar ya que el balón le llegaba muy bombeado pero la segunda no tenía escusa ya que, aunque todavía venía botando, era mucho más fácil contactarlo. La tercera vez que falla se ve que es más por fruto de los nervios que otra cosa.
Finalmente se hizo con el control del balón al acercarse un contrario queriéndole robar el esférico. Lo puso en el césped y empezó a conducir el balón para driblar al oponente.