A punto de oficializar su fichaje al Atlético de Madrid, Jackson Martínez podría disponer ante Argentina, si llega a tener minutos, de una oportunidad para quitarse la "espina clavada" que arrastra con la selección colombiana.Antonio Torres del Cerro
Jackson Arley Martínez Valencia (Quibdó, 1986) se enfrenta, como muchos grandes jugadores, a una dolorosa paradoja: no poder reeditar sus éxitos a nivel de club cuando representa los colores de su país.
En tres temporadas en el Oporto, que es todavía su club, el chocoano Jackson esgrime una demoledora estadística: 92 goles en tres temporadas, lo que arroja una media goleadora a la altura de los mejores: 0,69 tantos por encuentro.
En el último curso, han sido veinte los tantos que le han situado, por tercera vez consecutiva, como el mejor anotador de la Liga portuguesa, mientras que en la pasada Liga de Campeones marcó ocho tantos.
Las credenciales de este completo atacante serían suficiente para poder alistar de titular en casi cualquier selección.
En Colombia, sin embargo, José Pekerman ha optado como primeras opciones por un Radamel Falcao en bajas horas y por Teófilo Gutiérrez, que nunca logró un promedio anotador como el de Jackson.
"Es una situación que lógicamente no es fácil, pero no puedo cuestionar sus decisiones. Yo las respeto, aunque no puedo dejar de esconder que quiero jugar", comentó Jackson a comienzos de la temporada 2013-2014.
Cuando Pekerman le ha dado minutos 'Cha-Cha-Cha', apodo alusivo al mambo con el que su padre conmemoraba los goles cuando era futbolista, tampoco ha cumplido con las expectativas.
En 34 encuentros internacionales con la selección de Colombia acumula diez goles.
Los dos últimos los marcó precisamente en el Mundial del 2014 de Brasil en una victoria ante Japón (4-1) cuando el equipo cafeteros ya tenía sellada su clasificación a octavos de final.
Gracias a la sanción de Carlos Bacca, el tercer delantero para Pekerman, Jackson contó con treinta minutos en el empate a cero frente a Perú, en el que fue último partido de la primera fase de la Copa, en el que dispuso de algunas oportunidades, aunque no tuvo fortuna.
"Los jugadores deben esperar su oportunidad y luego saber aprovecharla" porque "estar en la selección colombiana ya es un orgullo", ha dicho Pekerman en la Copa América, cuando los periodistas le han preguntado por la razón de dejar al 'Cha-Cha-Cha' en el banquillo.
A punto de que se haga oficial su fichaje por el Atlético de Madrid -ya lo confirmó a EFE su representante-, Jackson Martínez (1,85 metros) es un delantero que se hizo a sí mismo.
Sin la oportunidad de pulirse en sofisticadas escuelas de fútbol, aprendió a jugar descalzo en la calle en los modestos barrios de su Quibdó natal. De ahí viene su habilidad y su capacidad acrobática en los remates.
Curtido en los barrios de Huapango, Ángeles y Paraíso, incluso mejoró su técnica con pelotas de tenis contra la pared.
"No pude tener la oportunidad de formarme física o técnicamente en categorías inferiores. Tuve que ir aprendiéndolo hasta que con 17 años (en el Independiente) empecé a sacar provecho de ello", reconoció.
Su andadura profesional no estuvo exenta de obstáculos. De familia muy humilde, Jackson pasó por pequeños clubes de barrio de Medellín hasta fichar por el Independiente gracias al ojo clínico de Fernando Jiménez.
De allí, al Jaguares de Chiapas mexicano, que lo vendió al Oporto en el 2012 por nueve millones de euros. El precio que previsiblemente pagará el Atlético por él será de unos treinta millones.
Con apenas ocho minutos disputados en la anterior Copa América del 2011, en la que Colombia cayó ante Perú (0-2), esta edición será una de las últimas grandes oportunidades para que 'Cha-cha-cha' se reivindique ante su país.