"Tienen una vida sencilla. Se les ve paseando con el niño. No se les nota para nada agobiados". Así describe Pedro, un vecino del barrio Foz de Douro, el día a día de Íker Casillas y Sara Carbonero en su nuevo hogar, Oporto.Antonio Torres del Cerro
Cinco meses después de haberse mudado a Portugal, tras toda una vida en Madrid, una de las parejas más mediáticas de la actualidad continúa con su apacible adaptación a la tranquila y monumental ciudad lusa bañada por el río Duero.
Casillas, de 34 años, procedente del Real Madrid, fichó el pasado julio por el club de fútbol del Oporto, adonde se desplazaron con él su compañera, la periodista Sara Carbonero, de 31 , y al hijo de ambos, Martín, de casi dos.
"Aquí es otra historia. No tienen tanta prensa encima de ellos", agregó Pedro, vecino de la pareja en Foz de Douro, un barrio portuense que conjuga rincones exclusivos con tradicionales viviendas de pescadores.
Desde agosto, Casillas y Carbonero viven en un lujoso apartamento desde donde se contempla la espectacular desembocadura del Duero en el océano Atlántico.
Junto al Jardim das Sobreiras, la vivienda, con cinco habitaciones y por la que pagan unos 6.000 euros al mes de alquiler, tiene piscina particular y una amplia terraza.
Situada en una zona elevada, el edificio, de tonos blancos y azulados, se observa desde varios puntos de Foz do Douro, un lugar conocido por sus atractivas y pequeñas playas rocosas.
"Le vi (a Casillas) los primeros meses pasear por aquí. Pero no le he visto últimamente", comentó Tiago, que trabaja en una cafetería a pocos metros del edificio de apartamentos de los Casillas.
Con discreción y naturalidad, la pareja disfruta del día a día de su barrio, rodeado por una pintoresca línea de tranvía.
Les gusta moverse por restaurantes y cafeterías de la ciudad, como el "Cafeína", uno de los más exclusivos de Oporto.
"El ambiente de aquí les agrada, porque tienen privacidad", contó a EFE la gerente del restaurante, Madalena.
El mero o el bacalao son dos de los platos preferidos de la famosa pareja, desvelaron en el restaurante, al que los nuevos portuenses han acudido con frecuencia.
A unas dos manzanas de allí está el "Oporto Restaurante", otro de los puntos de encuentro de los Casillas, junto al local "Mercearia do Miguel", en la misma zona.
Familiares y amigos españoles que les visitan son sus compañías más comunes, cuentan en estos locales.
Sara Carbonero, mundialmente conocida por el beso que le dio Casillas en pleno directo cuando la selección de España acababa de conquistar el campeonato del mundo de fútbol en 2010, ha dejado constancia en las redes de que está encantada con su nueva ciudad.
"No hace falta estar mucho tiempo aquí para poder apreciar el aire bohemio de la ciudad, su incuestionable belleza decadente y su vivir despacio ('slow life')", comentó en su blog de moda Carbonero, quien solicitó una excedencia en el canal televisivo Tele 5 para estar junto a su pareja.
El estilo de la ciudad también ha encajado con el carácter de Casillas, al que se le nota mucho más relajado que en su turbulenta recta final en el Real Madrid.
"Me han acogido fenomenal, cada día que pasa estoy más convencido de que opté por la mejor decisión. Resulta extraño estar dentro de la península pero a la vez fuera, en otro país", ha señalado el portero titular de la selección española.
Deportivamente, los resultados también le han acompañado, ya que el Oporto que dirige el entrenador español, Julen Lopetegui, lidera la Liga lusa y está destacando en la Liga de Campeones, en la qu eel pasado 29 de septiembre se impuso al Chelsea de José Mourinho.
"Me han ayudado mucho Tello, Marcano, Alberto Bueno, que como yo han venido de Madrid. Se agradece que haya gente cercana en Oporto para poder tener más contacto", explicó Casillas sobre el respaldo que le brindan sus compañeros españoles.
Al Olival, localidad a unos 20 kilómetros de Oporto donde entrena el equipo, va diariamente en coche con Bueno.
Con contrato en el Oporto hasta 2017, Casillas ha asumido su firme intención de cumplirlo integralmente.
Y como un gesto más hacia su integración a medio plazo, la pareja ha decidido que el pequeño Martín, que a principios del próximo año cumple dos años, aprenda portugués.