Los dos goles que le marcó al Betis en el Benito Villamarín ha puesto en la primera plana de la actualidad a Iñaki Williams, una de las últimas perlas salidas de Lezama y cuya velocidad ha embalado al conjunto vasco en unas últimas semanas en las que los de Ernesto Valverde parecen intratables.Ramón Orosa
De hecho, ha sido con la presencia del jugador con raíces africanas, a su regreso después de los dos meses de baja por una lesión muscular de la que recayó, cuando el Athletic ha enganchado la buena racha de cinco partidos sin perder en Liga, en los que los que ha sumado 11 de los 15 puntos posibles, en la que se encuentra.
En ese tramo, Williams (Bilbao, 15-05-1994) ha colaborado marcando tres tantos, los tres a domicilio.
Pero más allá de los goles y de los números que presenta su equipo, que también, lo que ha impactado del jugador nacido en Bilbao y criado en Lezama desde que llegó en edad juvenil, es su tremenda velocidad.
Una explosividad y un recorrido en la carrera inauditos y que tiene asombrado a quien le ha visto de poco para aquí. Pero una velocidad ya conocida en a quien dicen que sus compañeros llamaban 'Usain', por Bolt, en su época de formación. Una etapa, de todos modos, todavía inacabada.
Porque, aunque su aportación al equipo rojiblanco es evidente, a Wiliams aún le falta afinar en facetas que dominaba ya en el Bilbao Athletic pero que debe mejorar en la elite: los controles y la finura en el área. Cosa de tiempo para un goleador impenitente como él en los últimos en su tres años en el Athletic, desde 2012, ha marcado 65 goles.
De ellos, 7 desde que es jugador de Primera División y tres en las dos últimas salidas de su equipo.
El gol es una de las facetas que abrillanta la labor de un jugador que aporta frescura, chispa, desparpajo y ambición a raudales. Y, algo no tan habitual en jugadores de esa velocidad, conocimiento del juego y capacidad de pase.
En el debe, por ahora, cierta precipitación más ligada a sus ganas de agradar y de hacerse un jugador de entidad que a falta de recursos. Que los tiene y muchos. Prueba de ello, los dos goles de Villamarín, ambos en remates a un toque. El primero un imponente zapatazo desde la frontal y el segundo un sutil toque de espuela.
Aunque cuando se agranda aún más Williams en la ayuda que ofrece a sus compañeros. A Aritz Aduriz y Raúl García, por la intimidación y el desahogo de sus carreras al espacio, a Beñat Etxebarria por su disposición a recibir pases filtrados, a Oscar de Marcos por sus continuos apoyos en defensa y a todos, en general, porque lo que sus carreras atemorizan y hacen recular al rival
En definitiva, un diamante con cosas todavía por pulir que con su entrada le ha dado a su equipo un empaque y un poderío que recuerda al Athletic de hace dos años, cuando, en la primera temporada de esta segunda época de Valverde, alcanzó la Liga de Campeones. Cuando no al espléndido de las dos finales con Marcelo Bielsa.
Con Williams, el Athletic tiene una marcha más, una fulgurante y sostenida velocidad sobre la que su equipo cabalga embalado en las últimas jornadas, en las que en dos partidos, dos victorias incontestables ante Sporting y Betis, ha pasado del borde del descenso, el puesto 17, a las puertas de Europa, octavo y a solo dos puntos de las posiciones de UEFA Europa League. A lomos de Williams todo parece resultarle más fácil.