Con su inesperado y mediático fichaje por el Oporto, el portero Íker Casillas cierra un año 2015 marcado por su emocionada despedida del club de sus amores, el Real Madrid, y por el inicio de una ilusionante experiencia en Portugal.Miguel Conceição
De los seis primeros meses del 2015 a la segunda mitad del año, Casillas, de 34 años, ha notado una gran diferencia. Dejó el Real Madrid entre lágrimas después de una temporada gris y se enroló en el Oporto cargado de ilusión.
Líder del campeonato luso y en la lucha por la Copa de Portugal, el único 'pero' para el guardián de la selección española fue la Liga de Campeones, en la que "los dragones" cayeron en la primera fase y fueron relegados a la Liga Europa, donde se medirán al poderoso Borussia Dortmund.
En la selección también le sonrieron los resultados: Casillas capitaneó a España al Europeo del 2016 en Francia.
Y personalmente su adaptación a la bohemia y apacible Oporto ha sido igualmente satisfactoria. Tanto, que este año del 2016 él y su pareja, Sara Carbonero, esperan un hermano para el primogénito Martín.
Atrás han quedado sus últimos agitados años (2013-2015) en Chamartín, que comenzaron por el ostracismo al que le condenó su antiguo técnico en el Real Madrid, el portugués José Mourinho.
A pesar de la salida del técnico luso, en junio del 2013, el mal ya estaba hecho y el portero fue mirado con lupa por parte de la hinchada, que le acusó de traidor en el vestuario.
Recuperó minutos de juego con el italiano Carlo Ancelotti en la última temporada en Madrid (2014-2015), pero no la sonrisa.
En el primer curso de Ancelotti, el 2013-2014, Casillas, que era suplente en el campeonato, pero titular en la Liga de Campeones, llegó a levantar en Lisboa su tercera 'Orejona' (la décima del club) en mayo del 2014, pero su actuación ante el Atlético de Madrid fue muy criticada.
"Después de 25 años defendiendo el escudo del equipo más grande del mundo, llega un día difícil en mi vida deportiva: decir adiós a una institución que me lo ha dado todo", dijo un emocionado Casillas en su despedida del Real Madrid, el pasado julio.
Íker viajó entonces a Portugal, buscando en el Oporto recuperar la autoestima y el cariño de la hinchada. Su idea era seguir al más alto nivel, aunque en una Liga menos competitiva que la española.
El 12 de julio se consuma la transferencia más mediática de la historia de la Liga portuguesa, y Casillas, que abdicó de parte del salario que tenía en Madrid, pasa a ser oficialmente jugador del Oporto, que está dirigido por su compatriota Julen Lopetegui.
"Se dieron la mano dos ilusiones. Él quería venir y nosotros queríamos traerlo. Cuando nos dimos cuenta de que estábamos en sintonía, todo fue muy sencillo", ha rememorado Lopetegui, una figura fundamental para llegada del meta a suelo luso.
El fichaje de Casillas creó euforia entre los aficionados blanquiazules y las camisetas con su nombre y número se agotaron rápidamente.
Con el emblema del doble campeón europeo (1987 y 2004), Casillas disputó 20 partidos: 14 victorias, cuatro empates y solo 2 derrotas, con 15 goles encajados.
Los dos reveses, sin embargo, fueron dolorosos, pues sucedieron en su torneo fetiche, la Liga de Campeones.
Una fue ante el Dínamo de Kiev (0-2), partido en el que erró al atajar un chute que terminó en gol, y frente al Chelsea de José Mourinho (2-0).
Este 2015 Casillas coleccionó datos que pasarán a la historia del fútbol.
Batió el récord de partidos disputados en la Liga de Campeones (156) y desbancó a su excolega de selección Xavi Hernández, leyenda del Barcelona.
Casillas también se convirtió en el portero que más veces dejó su meta a cero en la máxima competición europea (51).
"Me han acogido fenomenal, cada día que pasa estoy más convencido de que opté por la mejor decisión", ha aseverado el propio Casillas, que ha jugado todos los compromisos menos los de Copa.
De entre sus intervenciones más decisivas, destaca un penalti parado en los últimos minutos que sirvió para que el Oporto asegurase un triunfo sufrido ante el Tondela (0-1), en la jornada undécima.
Íker Casillas, campeón del mundo y dos veces de Europa con España, cerró el año con una distinción que le concedió el Gobierno español por su contribución al deporte del país: la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo.