La constancia, fe y confianza en sí mismo, sin alharacas ni salidas de tono, han señalado la trayectoria de Alberto López tanto en su etapa de jugador, como portero de la Real Sociedad y Real Valladolid, como de entrenador, en el Alavés y, desde hoy, en el club donde colgó los guantes a los 40 años.Roberto Jiménez
Esa trinidad de virtudes adorna el magisterio silente de quien no se arredró cuando en numerosas ocasiones fue relegado a la suplencia, donde opositó a la titularidad sin dejar de ayudar a los jóvenes valores que le adelantaron bajo los palos, casos de Asier Riesgo en la Real Sociedad y de Sergio Asenjo en el Real Valladolid.
Nacido en Irún (Guipúzcoa) hace casi 47 años, Alberto ha sido un eslabón más de la tradicional escuela de porteros donostiarra de la que han formado parte Ignacio Eizaguirre, José Ramón Esnaola, Peio Artola, Javier Urruticoechea, Luis María Arconada y su inmediato antecesor, José Luis González.
El fichaje de éste por el Valencia dejó el campo libre a Alberto como titular en el viejo Atocha, principio de una trayectoria que culminó en 2005 a los 37 años después de diecisiete temporadas en el equipo blanquiazul, cuatro de ellas en el filial donostiarra, el Sanse, también el Pasajes, al que fue cedido por los txuri-urdin.
Esos valores de trabajo y perseverancia tratará de inculcar ahora a los jugadores del Real Valladolid, con algunos de los cuales coincidió como jugador en este club entre 2006 y 2009, donde se retiró a los 40 años, caso del actual capitán, Álvaro Rubio, con el que ascendió a primera división en la campaña 2006-2007.
La recuperación anímica y de la identidad perdida son dos de los aspectos que el nuevo entrenador trabajará en un equipo en caída libre durante las últimos cinco jornadas, cuando restan siete para el final del campeonato y su situación en la tabla prácticamente equidista de los puestos de promoción y de los de descenso a Segunda B.
Fiel a su personalidad, Alberto ha rechazado cualquier tipo de protagonismo sobre su vinculación con el Real Valladolid, que ha declinado en favor del esfuerzo necesario, en los siete partidos de liga que restan, para tratar de revertir la racha negativa y eludir problemas en la zona baja de la tabla.
Alberto López Fernández aportará en el estadio José Zorrilla una experiencia similar que tuvo con el Deportivo Alavés, al que salvó del descenso en la temporada 2013/2014 y situó en una cómoda situación la pasada, como precedente de la campaña que este año, con José Bordalás en el banquillo, puede devolver a los de Mendizorroza a la primera división después de una década de ausencia.
En Valladolid continuará su incipiente carrera en los banquillos, que empezó como entrenador del equipo filial del Real Unión de Irún, casi un cuarto siglo después de su debut con el primer equipo de la Real Sociedad, el 14 de abril de 1993, en un partido de Copa del Rey frente al Real Madrid.
Con los donostiarras a punto estuvo de conquistar la liga 2002/2003 y debutó en la Liga de Campeones en la siguiente campaña.