Un tribunal de Roma condenó hoy a 26 años de prisión al ultra del Roma Daniele De Santis por el homicidio del aficionado napolitano Ciro Esposito en mayo de 2014, en la pelea que precedió a la final de Copa Italia entre el Nápoles y el Fiorentina.La Tercera Sección Penal del tribunal capitolino desestimó así la petición de los fiscales Eugenio Albamonte y Antonino Di Maio, que reclamaban la cadena perpetua para De Santis, conocido ultra capitolino.
Finalmente los jueces, tras cuatro horas de deliberaciones, dictaminaron la pena de 26 años de prisión y una multa de 120.000 euros como compensación económica para los familiares del fallecido, que se declararon "satisfechos" por la pena.
"Este proceso ha sido ejemplar, una señal divina. Repito que esto es algo que no debe ocurrir, no puede repetirse lo que le pasó a mi hijo", afirmó Antonella Leardi, madre de Ciro, en declaraciones al canal de televisión privado SkyTg24.
Y agregó: "Nunca dije algo malo en este proceso, el odio no es algo mío, soy hija de Dios. La vida de mi familia ya no es la misma, era un chico maravilloso".
Los hechos se remontan al 3 de mayo de 2014, cuando el Estadio Olímpico de Roma acogía la final de la Copa Italia entre el Nápoles y el Fiorentina.
En los momentos previos al partido se produjeron una serie de enfrentamientos entre los hinchas de cada equipo en las inmediaciones del estadio que se saldaron con cuatro heridos, tres por armas de fuego.
Entre ellos se encontraba Esposito, de 34 años, quien fue disparado por De Santis y que finalmente murió tras permanecer cincuenta y tres días hospitalizado.
La reyerta provocó que el partido comenzara con retraso ya que los ultras napolitanos amenazaron con provocar sus suspensión hasta conocer el estado de los colegas que habían resultado heridos en los disturbios.
La polémica surgió sobre todo por la figura del líder de los ultras napolitanos, Genny A'Carogna (Genaro 'El Carroña'), a quien pudo verse encaramado a una de las vallas de seguridad del campo negociando con los jugadores si debía o no disputarse el encuentro.
Todo esto mientras en el estadio se encontraban autoridades como el primer ministro, Matteo Renzi.