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De los 42 grados de Pheonix a los 10 de Seattle

La diferencia de temperaturas durante esta semana entre las distintas ciudades que acogen la Copa América en Estados Unidos marcará un torneo en el que algunos de sus protagonistas llegarán a estar por encima de cuarenta grados en Phoenix y otros apenas a más de los diez en Seattle.

Alfonso Gil
Según los informes meteorológicos de los próximos siete días, correspondientes a la primera semana de la Copa que se disputa hasta el domingo 26, el termómetro oscilará en más de treinta grados.
Se pasará del calor excesivo y un ambiente de pleno verano en el centro del día en determinadas ciudades, a las temparturas nocturnas casi invernales de las noches de las ciudades del resto del país.
Aunque algunos pronósticos hablan de que Phoenix puede alcanzar los 45 grados en los próximos días, los 42 con los que se encontró la selección uruguaya este jueves al llegar a la ciudad son lo suficientemente llamativos como para saber que la incidencia del calor sobre el rendimiento de los jugadores será importante.
Para paliar este problema sustancial, el estadio de la Universidad de Arizona cuenta con la ventaja de disponer de aire acondicionado, lo que permitirá que los partidos se puedan disputar en condiciones aptas para la práctica del fútbol.
Lo que, sin embargo no van a poder evitar los futbolistas uruguayos es acusar las altas temperaturas en las calles o campos de entrenamiento de la ciudad, sobre todo si se tiene en cuenta que cuando salieron de casa en su país, el frío ya anunciaba la inminente llegada del invierno.
En Phoenix se disputa el domingo el encuentro México-Uruguay y está previsto para el miércoles el Ecuador-Perú, con horarios fijados para las 17:00 y las 19:00 horas locales, que sin el aire acondicionado del estadio iban a hacer casi imposible que los futbolistas pudieran correr detrás del balón.
Las mínimas previstas en Phoenix en torno a los 25 grados coinciden prácticamente con las máximas de Seattle, donde este sábado se miden Haití y Perú.
En esta ciudad, situada en el extremo noroccidental de Estados Unidos, las temperaturas rondarán los diez grados alguna noche, por lo que, a diferencia de Phoenix, el clima será siempre el adecuado para jugar al fútbol.
Cuando todavía restan tres semanas para la llegada del verano al hemisferio norte, algunas de las ciudades que albergan partidos de la Copa van a alcanzar estos días temperaturas máximas por encima de los treinta grados.
Es el caso de Houston, Orlando, Pasadena o Santa Clara, donde se juegan algunos encuentros en horario diurno. Frente a estas máximas, las mínimas por encima de los quince grados se pueden registrar en Nueva York, Chicago. Filadelfia o Boston, aunque en estos casos, el termómetro no perjudicará al juego.
Lo que sí puede ser menos beneficioso es el contraste entre calor y temperaturas templadas que van a sufrir los futbolistas como consecuencia de los desplazamientos que deberán completar por todo el territorio de Estados Unidos durante la Copa América.
Al tener que cambiar de ciudad tras cada partido, las delegaciones de las respectivas selecciones se tendrán que adaptar a una situación diferente, modificar algún horario de entrenamiento y mirar permanentemente la hora para no desubicarse.
La diferencia horaria entre el este y el oeste del país es de tres horas, circunstancia a la que se tendrán que adaptar los relojes biológicos de los futbolistas, aunque esta circunstancia puede considerarse una cuestión menor para unos profesionales habituados a cruzar con asiduidad el Océano Atlántico.

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