Cuarenta años después de que Antonin Panenka diese su nombre a una peculiar forma de tirar los penaltis que exige un exceso de sangre fría a los lanzadores, el venezolano Luis Manuel Seijas volvió hoy a traicionar al exfutbolista checo con un inocente disparo que dejó atónito a todo el que lo presenció.Antonio Soto
A pocos minutos del descanso del partido de cuartos de final de la Copa América, y con una desventaja de 2-0 ante Argentina, el nuevo jugador del Internacional de Brasil lanzó con escasa fuerza y convicción a las manos de un sorprendido Sergio Romero que, a buen seguro, agradeció un "regalo" que evitó aprietos en el marcador.
Pelé afirmó en su día que para tirar un penalti de esa manera hay que ser un genio o un imbécil. "Yo me considero un imbécil" le respondió años después el propio Panenka, que puso en práctica por primera vez su técnica en la final de la Eurocopa de 1976.
"No crea que es un capricho o una inspiración repentina. Tirar un penalti de esa forma no se improvisa. Es fruto de un trabajo de repetición y de preparación", aseguro el lanzador, para quien la forma de picar el balón que patentó es la mejor garantía para marcar.
A su juicio, "es seguro al 99 por ciento y una técnica que funciona en todas partes" aunque, para desgracia de Venezuela, hoy Seijas tuvo la desdicha de colocarse en el uno por ciento restante con su lanzamiento y quedar retratado para los restos.
En esta ocasión, el argentino Sergio 'Chiquito' Romero le adivinó la intención y supo esperar a la pelota erguido en el centro de la portería. La cara del seleccionador venezolano, Rafael Dudamel, fue todo un poema.
Sin embargo, en la final de la Copa América de 2015, el guardameta del Manchester United no pudo adivinar la misma intención en el cuarto y definitivo penalti que convirtió "a lo Panenka" Alexis Sánchez, dándole el triunfo a Chile y dejando a los argentinos con la miel en los labios.
Aunque no son muchos los futbolistas que lo intentan, los que se atreven son alabados y recordados por su sangre fría en un momento de tanta trascendencia, mientras que los que no los convierten quedan marcados por mucho tiempo por su osadía.
En otros casos, como en el del jugador español Sergio Ramos, un penalti "a lo Panenka" ante Portugal en semifinales de la Eurocopa de 2012 sacó a relucir su personalidad y calló las críticas de los que se burlaron de él por un lanzamiento a las nubes desde los 11 metros en una semifinales del la Liga de Campeones ante el Bayern de Múnich.
No tuvo mejor forma de resarcirse. Según la peculiar clasificación de Pelé, esa noche el defensor andaluz del Real Madrid pudo haber acabado como un "imbécil", pero terminó colocándose en el grupo de los genios.