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El Cádiz pone fin a su "calvario de decepciones"

El Cádiz, con su ascenso a Segunda tras seis temporadas consecutivas de travesía del desierto, ha puesto fin al "calvario de decepciones" del himno oficioso que compuso en 1998 el autor de Carnaval Manolo Santander para su chirigota "La familia Peperoni" y que, desde entonces, es seña de identidad del cadismo.El equipo del Ramón de Carranza puso fin ayer a su periplo de seis años en Segunda B tras imponerse al Hércules de Alicante por 0-1 en el partido de vuelta de la eliminatoria final de ascenso, en la que había ganado en la ida por idéntico resultado.
Equipo paradójico donde los haya, el Cádiz trasciende el ámbito futbolístico para ser una de las principales señas de identidad de una ciudad trimilenaria que tiene en el amarillo un símbolo de su estoicismo, casi fatalismo, a la hora de defender una pasión sin límites.
Cádiz vio así recompensada su entrega y fidelidad por un gol logrado por el internacional jerezano 'Dani' Güiza, quien fue pitado a su llegada al Carranza por su conocida filiación jerecista.
"Me han dicho que el amarillo está maldito 'pa' los artistas y este color sin embargo es gloria bendita para los cadistas", reza la chirigota de Manolo Santander, que clava la lealtad de Cádiz a su equipo al afirmar que los cadistas, pese a los reveses, "se pintan la cara de amarillo" y dan "su vida y sus gargantas siguiendo donde haga falta al Cádiz de sus amores.
Después de vivir una época dorada desde 1977 hasta 1994 con once temporadas en Primera División, ocho de ellas consecutivas, y seis más en Segunda A, el equipo amarillo ha jugado dieciséis ejercicios en Segunda División B en los últimos veintidós años y, pese a ello, el estadio Ramón de Carranza ha seguido siendo ejemplo de fidelidad.
En esos años, el Cádiz estaba dirigido por el carismático presidente Manuel Irigoyen y, en el campo, por dos de los jugadores que mejor han representado a este equipo de cimas y simas, el canterano Pepe Mejías y el ídolo y emblema del equipo, el genial salvadoreño Jorge 'Mágico' González.
Sus anécdotas, apócrifas o ciertas, van de la mano de un juego imprevisible y un carácter peculiar que le dieron la impronta al equipo en el que jugó 196 partidos y marcó 58 goles antes de irse al Valladolid y comenzar desde entonces a agrandar su leyenda.
El anecdotario inacabable del salvadoreño ha sido uno de los recursos de los que los cadistas se han alimentado durante los años duros que el Cádiz ha estado en Segunda B tras su último descenso en 2010 y los sucesivos intentos fallidos que ha protagonizado para regresar a la categoría de plata.
Desde 2010, el Cádiz siempre había tropezado cuando disputó una fase de ascenso: en 2010-2011, ante el Mirandés; en 2011-2012, contra el Real Madrid Castilla y en la repesca frente al Lugo; en 2013-2014 contra el Hospitalet; y la pasada, ante el Oviedo y en el partido final de la repesca contra el Bilbao Athletic.
Además de las eliminaciones sufridas en la década actual, anteriormente el Cádiz había caído en los intentos por ascender a Segunda División de la temporada 97-98, en la liguilla que ganó el Barcelona B y en la que también participaban Real Madrid Castilla y Cultural Leonesa; y en la campaña 2000/2001, contra Zamora CF, Amurrio Club y el campeón, Gimnastic de Tarragona.

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