Álvaro Rubio, jugador del Real Valladolid durante diez temporadas, se ha despedido este martes del equipo blanquivioleta para "poder seguir jugando", ya que tanto el nuevo técnico, Paco Herrera, como el director deportivo, Braulio Vázquez, le notificaron que no contaban con él.Un emocionado Rubio ha comparecido ante los medios de comunicación sin admitir preguntas para anunciar su adiós del que ha sido su equipo durante las últimas diez temporadas, y en el que quería "seguir jugando", ya que se encontraba "muy bien físicamente y con ilusión" por mejorar la temporada anterior.
El jugador logroñés, que ha comenzado su intervención disculpándose ante los medios por el silencio guardado en los últimos días, ha relatado todo lo sucedido este verano, desde el momento en que terminó la anterior campaña y habló con el presidente, Carlos Suárez, para decirle que quería jugar, puesto que se encontraba en plena forma.
Según el centrocampista, Suárez le dijo que contaba con él, si bien le advirtió de que el presupuesto iba a ser inferior y que debían ajustarse, lo que "no suponía ningún problema", pero tenía claro que debía conocer la opinión de Paco Herrera para saber si iba a contar con minutos de juego.
Aunque la situación "se alargó demasiado en el tiempo", tal y como ha lamentado Rubio, mantuvo una reunión con Herrera el pasado 22 de julio en la que éste le pidió "un poco de tiempo" para decidir si contaba o no con él y, cuatro días después, le confirmó que tenía seis centrocampistas y no tenía hueco en el equipo.
"Fue sincero, que es lo que le pedí", ha señalado Rubio, quien ha aclarado que no quería quedarse en el Valladolid "por estar" y llevarse parte de un presupuesto que estaba muy ajustado porque "era injusto" para el club, de ahí que haya optado por despedirse de la entidad blanquivioleta.
En ese adiós ha querido agradecer el trato recibido durante todos estos años por el club, comenzando por las "chicas de la lavandería" y el utillero, pasando por la "cuadrilla de mantenimiento", el cuerpo médico, el delegado, Paco Santamaría, quien ha sido "un padre" para él y terminando por los técnicos -especialmente José Luis Mendilíbar-, el presidente, Carlos Suárez, y todos sus compañeros.
Entre esos compañeros ha destacado a Alberto Marcos, en el único momento en el que tuvo que detener su discurso al embargarle la emoción y con el que se fundió en un fuerte abrazo, para terminar agradeciendo el apoyo de sus hijos y su mujer, y de la afición vallisoletana "que le ha hecho sentir parte de la historia del club".
"Espero que el Valladolid consiga sus objetivos y que cada vez sea más grande como club", ha añadido Rubio, al tiempo que ha asegurado su apoyo al equipo en el que ha pasado los diez últimos años porque "siempre lo llevará dentro" y porque ha sido "un orgullo" formar parte del mismo.
Aunque en su despedida ha estado acompañado por Carlos Suárez, quien le abrazó al finalizar la rueda de prensa con lágrimas en los ojos, el presidente tampoco ha realizado declaraciones, si bien ha explicado después a los medios que el club siempre tendrá "las puertas abiertas" y un lugar para el centrocampista riojano.