El clásico uruguayo entre el Nacional y el Peñarol, uno de los más antiguos del continente, vivirá este domingo una nueva edición marcado por la violencia y la seguridad, que han relegado a un segundo plano lo deportivo.Raúl Martínez
El hecho de que para el Peñarol, noveno con 15 puntos en el Campeonato Especial uruguayo, este clásico apenas represente una oportunidad de redimirse con su hinchada ganando a su eterno rival, ayuda a que la tensión deportiva del choque sea menor que en otras ocasiones en las que ambos han jugado por el título.
Para el Nacional, además del orgullo de sumar un nuevo clásico a sus récords, el partido representa una oportunidad de adueñarse de la clasificación, siempre que su más cercano rival, el Danubio, tropiece en esta fecha.
Bajo este panorama, estos equipos deben lidiar con un tema que desde el comienzo de la temporada ha mantenido ocupadas a las autoridades y que llegó incluso a que se decretara el cierre de la tribuna Olímpica del Estadio Centenario de Montevideo, una de las más tranquilas del recinto y lugar habitual de familias y niños, por temor a enfrentamientos entre las hinchadas.
A última hora del jueves, el Ministerio del Interior y la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) acordaron habilitar esta grada y el reparto de 5.900 entradas para cada hinchada.
Además, la Policía Nacional empleará a cerca de 1.000 efectivos para velar por la seguridad.
Como si se tratase de un presagio, los problemas comenzaron en la primera jornada, cuando el Peñarol se enfrentó al Liverpool en su estadio, el Campeón del Siglo, y un hincha arrojó una botella sobre el árbitro, lo que le costó una sanción económica y un partido a puerta cerrada al conjunto carbonero.
En la tercera fecha una mujer fue atacada a balazos por hinchas del Nacional en las afueras del estadio del Liverpool y en el Fénix-Racing un hombre recibió una paliza y terminó internado.
Uno de los momentos más críticos llegó en el cierre de la novena jornada, durante el Rampla Juniors-Peñarol, cuando en una de las gradas del Estadio Centenario un hincha del cuadro aurinegro recibió dos disparos de otros ultras de su mismo equipo.
A raíz de este hecho, la directiva del Peñarol solicitó una reunión con la AUF y autoridades del Ministerio del Interior para salvar la "fiesta del fútbol".
El punto más trágico de esta temporada llegó en los festejos del aniversario del Peñarol, cuando un grupo de hinchas aurinegros fueron baleados por ultras del Nacional, incidente que dejó como saldo a tres jóvenes heridos, de los cuales uno falleció casi un mes después de permanecer hospitalizado de gravedad.
El suceso provocó la suspensión de la undécima fecha como duelo por el fallecimiento del aficionado y reflexión por el hecho de que la violencia estuviese ensombreciendo al deporte. Y es hasta el momento la única medida de rigor que ha tomado la AUF.
El subdirector de la Secretaría Nacional del Deporte, Alfredo Etchandy, explicó a Efe que "la única solución" que existe para erradicar la violencia dentro del fútbol en específico es "sacando a los violentos" y que "una manera de sacarlos" es a través de la instalación de las cámaras de reconocimiento facial.
Etchandy no titubeó al decir que la AUF desde hace seis torneos atrás "ha prometido" la instalación de los equipos de reconocimiento facial y hasta ahora "los equipos no están colocados".
Asimismo, valoró que a partir de 2017 se cumpla el acuerdo entre la AUF y las empresas adjudicadas para la instalación de tres sistemas, uno fijo en el estadio Centenario y dos de manera itinerante en otros escenarios.
Así, el clásico del fútbol uruguayo vivirá un nuevo y peculiar capítulo en el que definitivamente el protagonismo de la seguridad irá más allá de los resultados.
(foto) (informe a cámara)