El Getafe cerró el año con una victoria ante el Valladolid (3-1) y lo acabó lanzado en las posiciones privilegiadas que permiten luchar para ascender a Primera División en una jornada en la que el Girona sufrió para mantener la segunda plaza pese a ganar 4-2 al Nàstic.Gran parte de culpa del buen estado del Getafe la tiene el técnico José Bordalás. Desde su llegada el conjunto madrileño, en la quinta jornada, el cuadro azulón sólo ha perdido uno de los once encuentros que ha disputado.
Gracias a esos resultados, y a la última racha de cuatro victorias en cinco encuentros, el Getafe ha pasado de mirar de reojo al descenso a terminar 2016 en segunda posición sólo por detrás del Levante y en una de las dos plazas de ascenso directo.
En esta jornada, su víctima fue el Valladolid, que llegó al Coliseum Alfonso Pérez con ciertos síntomas de recuperación después de ganar sus dos últimos duelos. Quería sumar el tercero para acechar la tercera plaza, pero el Getafe le frenó en seco.
Después de una primera parte de tanteo, los hombres de Bordalás se desataron en la segunda y con Dani Pacheco al mando hizo hincar la rodilla al Valladolid con los tantos del propio Pacheco, del rumano Paul Anton y de Jorge Molina. El gol de Juan Villar fue anecdótico y el Getafe acabó el año a lo grande.
Mientras, el Girona, aguantó el tirón del Getafe y guardó la segunda posición con una victoria sufrida en su estadio ante el Nàstic, que estuvo a punto de puntuar en el campo de uno de los equipos más en forma de Segunda División.
El conjunto catalán se adelantó en dos ocasiones por medio del nigeriano Ikechukwu Uche, que marcó de penalti el primero, y de Sergio Tejera, que hizo el 1-2 al borde del descanso tras el empate del italiano Samuele Longo.
A los dos minutos de la reanudación Juanpe devolvió las tablas al marcador y Francisco Sandaza, de penalti, marcó el 3-2 para dejar los tres puntos en casa. El Nàstic, con la expulsión de Juan Delgado al final, dilapidó sus opciones de puntuar en el derbi catalán. Cristian Herrera volvió a marcar para el Girona, que, como el Getafe, celebró con alegría el final de año.
Sin embargo, la jornada no le fue tan bien al Lugo y al Huesca. Gallegos y aragoneses se enfrentaron en el Anxo Carro con la intención de no alejarse de la segunda posición. Sin embargo, ambos certificaron el peor resultado posible, un empate.
El 1-1 final con el que acabó el choque dejó los dos clubes a tres y a cuatro puntos del Getafe, respectivamente, y acabaron con sus ilusiones de cerrar el año rozando las posiciones más importantes.
Por lo menos ambos pasarán las Navidades en posiciones de ascenso tras un duelo en el que se adelantó en el marcador el Huesca por medio de Gonzalo Melero en la primera parte. Un discutido penalti sobre el argentino Pablo Caballero que transformó el máximo goleador de la categoría, Joselu, y que costó la segunda amarilla a Carlos Akapo, cerró el partido y el reparto de puntos.
En el estadio Carlos Tartiere, el Oviedo perdió su segundo encuentro consecutivo tras el de La Romareda de la pasada jornada. El cuadro de Fernando Hierro cayó 1-2 contra el Córdoba y se quedó atascado, como su rival, en la zona media de la clasificación.
El Oviedo no era derrotado en su feudo desde la sexta jornada y, aunque dominó todo el encuentro, sucumbió por dos jugadas aisladas que aprovechó su rival. Primero golpeó Javi Galán en el acto inicial y después, al principio del segundo, Borja Domínguez con un disparo potente desde la frontal del área. Casi al final apareció Miguel Linares, pero su tanto no sirvió para nada.
Y en el Heliodoro Rodríguez López, el Alcorcón vivió un capítulo más de su montaña rusa particular. Los hombres de Julio Velázquez no encuentran la regularidad que necesitan para respirar tranquilos y últimamente alternan victorias y derrotas casi de forma consecutiva.
Su verdugo del fin de semana fue el Tenerife, que ganó 2-0 con los goles del senegalés Amath Ndiaye y de Aaron Ñíguez para acercar a su equipo a los puestos de promoción de ascenso. Sin embargo, Velázquez no se fue tan contento del partido.
Sobre todo, por la expulsión al final de Diéguez. En rueda de prensa relató que se marchó del partido con "cara de gilipollas" después de quedarse sin un jugador tras ver como el Alcorcón recibía "palos a diestro y siniestro" durante todo el choque. Además, acabó el sábado a dos puntos del descenso y podría caer en él si el domingo ganan sus rivales directos.