Juan Junquera Martínez, portero juvenil del equipo gijonés Llano 2000, ha escrito una interesante y reflexiva carta en La Nueva España en la que da su visión sobre todo lo que está pasando en las categorías inferiores del fútbol español. El cancerbero explica bajo el título 'Su hijo no es Messi' la importancia de la enseñanza deportiva en valores frente a la actitud violenta y despectiva de algunos padres:
No se ha parado a pensar que aunque su hijo no va a llegar a una final de Champions, va a levantar a su compañero cuando falle o le va a dar la mano al árbitro al final de cada partido Su hijo no es Messi. Entre otras cosas porque si su hijo fuese Messi, ahora mismo estaría en el Barcelona, y no lo está. Está en el equipo de su colegio, o de su barrio. Le entrena Pepe, Borja o Marcos, no Luis Enrique. Pero aún así, usted, frustrado porque su joyita ni es ni será jugador de la selección, cree que su hijo es Messi. Y hay algo peor: le ha hecho pensar que lo es. Ha acudido a ver cada uno de sus entrenamientos, indicándole qué debe hacer, cómo se debe mover y de qué manera debe golpear el balón. Se ha desgañitado en la banda mientras el pequeño Messi jugaba un partido irrelevante. Como si Pepe, Borja o Marcos no supiesen enseñarle. Como si sus entrenadores no supiesen que a su Messi le va a llamar el Barcelona.
Usted no sabe que esa hora y media en la que su hijo disfruta del mejor deporte del mundo puede ser el mejor momento de su día Le diré algo. Quizá esos entrenadores con los que usted se enfada porque su hijo no juega lo equivalente a su calidad le han enseñado a su hijo algo que usted nunca va a enseñar, porque no lo tiene. Usted no tiene valores. Usted no sabe que esa hora y media en la que su hijo disfruta del mejor deporte del mundo puede ser el mejor momento de su día. Desconoce que perseguir ese balón durante toda su infancia no ha logrado que esté en el Real Madrid, pero sí ha conseguido que supiese ganar, perder, valorarse y superarse. No se ha parado a pensar que aunque su hijo no va a llegar a una final de Champions, va a levantar a su compañero cuando falle o le va a dar la mano al árbitro al final de cada partido. No sabe lo que es el fútbol.
Lo que siente su hijo cuando le ve salir al campo como un animal intentando alcanzar a ese árbitro que sólo estaba haciendo su trabajo Usted es una referencia para su pequeña estrella. Usted es alguien que va a sonreír cuando vea esa personita corriendo hacia su dirección para dedicarle un gol. Pues ahora piense, si es que tiene esa capacidad, lo que siente su hijo cuando le ve salir al campo como un animal intentando alcanzar a ese árbitro que sólo estaba haciendo su trabajo. Imagínese por un momento los ojos de un chaval de 12 años que ve a su referente, a esa persona que le ha enseñado todo, enzarzarse en una pelea con un padre del equipo rival.
No invento nada, esto es algo que por gente como usted se ve cada fin de semana en cada comunidad del país La peor parte no es lo que un 'padre' como usted haga o deje de hacer, la peor parte es que su hijo va a crecer aprendiendo que se puede insultar al árbitro, a un compañero o a un rival, que se puede pegar a cualquier persona afín al equipo contrario o que incluso se puede faltar el respeto de un entrenador. Y llegará a categorías superiores cometiendo las mismas barbaries que usted cometió en su día. No invento nada, esto es algo que por gente como usted se ve cada fin de semana en cada comunidad del país. Y muchos se sorprenderán al ver ese comportamiento, pero es el que usted le ha inculcado desde que piensa que su hijo será campeón del mundo.
Y a todos ustedes debería darles vergüenza que sus hijos vayan delante de sus caras y les digan "Papá, me han castigado sin fútbol por tu culpa" De personas como usted está llena esta ciudad, este país y este deporte. Y a todos ustedes debería darles vergüenza que sus hijos vayan delante de sus caras y les digan "Papá, me han castigado sin fútbol por tu culpa". Además de haberlo visto en vídeos, a mis 16 años he visto en los campos de fútbol más de lo que usted se puede imaginar, y sólo le pido que no vuelva a pisar uno de ellos jamás, que enseñe a su hijo a disfrutar del deporte y que se entere por fin de que el fútbol no va a convertir a su hijo en futbolista, sino en persona, que es mucho más que eso.