El gol de Gustavo Blanco que daba la victoria al Shakhtar Donetsk en Balaídos en la ida de dieciseisavos de final de la Europa League, congelaba el alma y la ilusión de todos los aficionados celestes. Al Celta le tocaba realizar un milagro en Ucrania, un milagro seguido a miles de kilómetros por toda una afición que se pegó al televisor para empujar a un equipo que regalaría a los suyos una de las noches más recordadas de la reciente historia celeste. Así lo vivieron Os Tabernícolas.
El mazazo del resultado de la ida fue enorme. Al Celta le tocaba viajar a Járkov a intentar una remontada que parecía épica, por el resultado y por la envergadura del rival, un equipo que estaba en el pódium de las apuestas para ganar la competición. Sin embargo, Berizzo y los suyos se presentaron en el Metalist con toda la fuerza y la ilusión de los miles de aficionados que no pararon de creer desde el pitido final en Balaídos hasta el final de la eliminatoria.
El partido agonizaba y las fuerzas de los jugadores y de su gente empezaban a decaer y a dar por muerta una remontada que parecía imposible. Pero la historia no le daría la espalda al equipo español y en el minuto 90 apareció John Guidetti vestido de salvador transformando un penalti, algo discutible, que mandaba el partido a la prórroga. El resto, es historia. El minuto 107 siempre estará grabado en las retinas de los aficionados celestes como un minuto que les demostró que no hay nada imposible y que siempre hay que luchar por los sueños.
En la calle viguesa Eugenio Kraff tiene lugar, en la cervecería A Esmorga, una peña muy especial. Desde su inauguración allá por octubre de 2015, esta taberna no ha parado de latir en celeste, en apoyar a su equipo, el Celta. Carlos Solla y Abraham Costa, miembros de esta joven peña, no se pueden quitar ese partido de la cabeza y narran así las vivencias de las decenas de aficionados que vivieron en Os Tabernícolas el encuentro: “La parte del local que es para la peña estaba completamente llena. La verdad es que al principio vinimos muy acojonados, veníamos pensando en que se acababa, que era la última oportunidad. Teníamos muchísimo miedo”.
A pesar de esto, la parroquia celtiña no perdía la esperanza y seguían apoyando. Carlos y Abraham añadían: “Creíamos que podíamos hacer algo, al final, muy al final, pasó lo que pasó. Ya era hora que por una vez nos tocara aprovecharnos de un arbitraje. Pitó penalti y lo marcamos. Guidetti tiró muy mal el penalti pero nos convenció de que la remontada era posible y llegó el milagro de Cabral. Tal como Guidetti cogió la cámara de televisión, aquí cogimos la pantalla de televisión. La remontada fuera, la victoria épica, algo que no íbamos a conseguir, se consiguió”, concluyen.
A pesar de su juventud, a esta sede cada vez son más los seguidores que se acercan allí para vivir los encuentros de su equipo y que una vez que prueban el escenario deciden formar parte de él. El lugar está adornado por numerosas bufandas que rememoran los momentos compartidos por las personas pertenecientes al grupo y reviven la historia del club, una entidad que en los próximos años será centenaria.
La bonita historia que protagonizó el Celta de Vigo en la Europa League y que murió en Old Trafford, nunca se borrará de las entrañas de Os Tabernícolas que ya sueña con volver a repetir estos hitos, eso sí, esta vez con final feliz con una final europea que por unos instantes el celtismo saboreó en su boca y rozó con las yemas de sus dedos.