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El mexicano Layún reaviva el cainismo de béticos y sevillistas

Curri CarrilloSevilla, 29 ene .- La llegada del mexicano Miguel Layún al Sevilla, cedido por el Oporto luso a expensas de pasar las pruebas médicas y al que se había vinculado con el Real Betis, ha reavivado el tradicional cainismo entre béticos y sevillistas, al considerarla los primeros una intromisión en un posible fichaje verdiblanco.
La incorporación del lateral internacional mexicano al Sevilla ha desencadenado, como ocurre cada cierto tiempo, la batalla dialéctica y ha enzarzado en una nueva disputa fratricida a los incondicionales de ambos equipos, al beticismo y al sevillismo, dos sentimientos irreconciliables dentro de una rivalidad eterna en la misma ciudad.
Como una nueva muestra de la histórica división, desde hace más de un siglo, de la Sevilla futbolística, la cesión de Layún (Córdoba, 25 de junio de 1988), un defensa polivalente y contrastado, 60 veces internacional con México, ha abierto la caja de Pandora en la capital andaluza entre los que profesan la fe balompédica del Sevilla y los que hacen lo propio con la del Betis.
Los verdiblancos, como se constata en la multitud de comentarios de indignación que reflejan las redes sociales, consideran una "intromisión" intolerable que la entidad vecina se haya fijado en un jugador en el que el Betis había centrado muchos de sus esfuerzos para reforzar su defensa en este mercado invernal de fichajes.
Mientras, y en medio de bromas, chanzas y comentarios jocosos, como mandan los cánones de la típica "guasa" sevillana, pero también a veces de insultos entre unos y otros, los sevillistas se defienden al recordar que Layún ya había sido un objetivo del club del barrio de Nervión el pasado verano, sin que entonces fructificase.
Dentro de este pique, en ocasiones sano y otras veces soez según el interlocutor del que se trate, tanto de uno como de otro bando, la parroquia sevillista también utiliza otro argumento para replicar a lo que muchos béticos califican como el "robo" de un fichaje que ya estaba casi hecho.
Así, según responden muchos sevillistas en las redes sociales, el Betis no tenía ningún acuerdo cerrado y no satisfacía las exigencias económicas del Oporto para la cesión con opción de compra de Layún, de 29 años y que antes jugó en el Tiburones de Veracruz de su país, Atalanta italiano, América de México y Watford inglés.
El pasado viernes, el vicepresidente deportivo del Betis, Lorenzo Serra Ferrer, declaró al programa deportivo AM del canal ESPN México que les faltaba el acuerdo con el club portugués. "Creo que con Miguel (Layún) no habría problema, más allá de los flecos que se ponen en medio de la negociación. El problema será el Oporto", dijo.
Quizás Layún sea ajeno a este revuelo, esperable en cualquier caso por ser siempre un asunto que levanta ampollas entre los eternos rivales, pero su llegada a Sevilla, que en principio todo el mundo creía que iba a ser para jugar en el Betis y al final lo hará como sevillista, ha desatado un nuevo episodio en la tradicional 'guerra', deportiva pero fratricida, entre ambas aficiones.
Layún busca tener más minutos para jugar con su selección el Mundial de Rusia 2018. Precisamente, su compañero en el 'Tri', el centrocampista bético Andrés Guardado, había confirmado al Betis sus buenos informes sobre el lateral y era uno de sus principales valedores para coincidir con él en España.
Sin embargo, ahora, y nada más que firme este martes su contrato tras el reconocimiento médico, el cordobés se convertirá en el segundo jugador nacido en México que defenderá la camiseta sevillista tras Gerardo Torrado (2002-2004), si bien Guido Pizarro, argentino, adquirió también la nacionalidad de ese país en 2015.
Y todo ello, después del rápido viraje experimentado por un asunto que, sin duda, seguirá trayendo cola en Sevilla.

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