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Toda una vida de espera

Saransk (Rusia), 17 jun .- Fue de forma angustiosa, con la incertidumbre y la controversia de un gol fantasma, como la selección de Panamá empezó a atisbar Rusia 2018, la primera edición de un Mundial con la presencia del combinado canalero.

Atrás quedó ese 10 de octubre del 2017. Ese agónico triunfo contra Costa Rica y aquél tanto de Román Torres, instalado en la historia de su selección.

Han tenido que pasar veintiuna ediciones y ochenta y ocho años, toda una vida, para que Panamá forme parte del cartel de protagonistas del mayor evento del fútbol internacional.

Atrás quedaron intentos fallidos y frustraciones, ahogadas en la orilla. Una acometida tras otra, cada cuatro años y más decepciones. Al final, Panamá está en Rusia. Su Mundial.

Tal y como sucedió con esa jornada de octubre del pasado año y con Román Torres, también el estadio de Sochi, o el 18 de junio, o el colombiano Hernán Darío 'Bolillo' Gómez, el seleccionados, entrarán a formar parte de la relación de ilustres del país centroamericano.

Panamá está convulsionado ante la puesta en escena de su equipo, que echará a andar el lunes contra Bélgica, una de las selecciones más reputadas del fútbol actual. Toda la sociedad se ha movilizado ante este momento sin parangón. El presidente Juan Carlos Varela no faltará a la cita histórica con su selección y estará en el estadio de Sochi.

De igual manera, los familiares de gran parte de los integrantes del plantel estarán en las gradas del estadio Fisht de la ciudad rusa. Mujeres, padres, hijos de los futbolistas son una ración notable del aliento que los canaleros pretenden exportar a sus jugadores.

Panamá se aferra al momento. A una vida de espera. El destino ha querido que los veintitrés futbolistas que ingresen en la historia del fútbol panameño sea, básicamente, una generación reputada, madura, más próxima al adiós y abrazados al último tren hacia la leyenda amenazada por otros jóvenes valores que ya asoman en la selección y que crecen en pleno momento histórico.

Es la vieja guardia del fútbol de Panamá la que consiguió el billete a Rusia y los que pelearán por permanecer. Hombres que en su mayoría sobrepasan la treintena, con excesivos kilómetros bajo las botas y excesivas vueltas en su particular recorrido.

Futbolistas como Jaime Penedo, 36 años, Román Torres, 33, Gabriel Gómez, 34 o Blas Pérez, 37, están ante su última ocasión. Un regalo del destino en su particular recorrido, que empieza a avistar su final.

La nula experiencia en un Mundial la pretende compensar el técnico, el colombiano Hernán Darío Bolillo Gómez, un 'héroe nacional' en Panamá por la gesta. Pone Bolillo la sabiduría en eventos de este tipo. Vive su quinta fase final el preparador de Medellín, de 62 años, que cumple el cuarto como responsable del combinado canalero.

El 'Bolillo' ha revivido con Panamá el éxito que logró con Ecuador, al que erigió en mundialista en Corea y Japón 2002. Fue esta su cuarta fase final. Disfrutó de los tres anteriores, en Italia 1990 y Estados Unidos 1994 como asistente de Francisco Pacho Maturana y ya en Francia 1998 como responsable absoluto.

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