Antonio Torres del Cerro
París, 7 sep .- A punto de soplar 41 velas como líder de la defensa del Montpellier, Vitorino Hilton no se asusta ni por la habilidad de Neymar ni por la velocidad de Mbappé. El central, cuya longevidad recuerda a las del hispano-brasileño Donato o el italiano Maldini, hace bueno aquello de que "la veteranía es un grado".
Hilton (Brasilia, 13 de septiembre de 1977) ha pasado más de 25 días jugando en un terreno de juego -sumando los más de 36.000 minutos que ha disputado en Francia-, levantó dos Ligas, con el Marsella en 2010 y el Montpellier en 2012, y hace dos semanas fue nombrado como uno de los mejores centrales de la jornada.
¿Cuál es el secreto del jugador más veterano del campeonato francés, por delante del italiano Gianluigi Buffon?
"El fútbol se ha vuelto más rápido y físicamente es más exigente, pero sigo trabajando todos los días al 100 % (...) Me siento mejor ahora que cuando tenía 30 y pocos (...) Aunque mi secreto de verdad es mi fe. Sé que Dios cuida mucho de mi salud", dijo en una entrevista a EFE el defensor, de voz pausada y actitud risueña.
Hilton, como muchos futbolistas brasileños, partió muy temprano de su país natal. Es prácticamente un desconocido para una gran parte de sus compatriotas, aunque haya ganado dos Ligas francesas y haya sido titular indiscutible en las últimas seis temporadas al servicio del Montpellier, un equipo que lucha por puestos europeos.
El central (1,80 metros y 78 kilos) se formó en la cantera del Chapecoense, el club que vivió una tragedia aérea en 2016, pasó por el Paraná e hizo las maletas al Viejo Continente para militar en el Servette suizo.
"Estaba en una excelente fase en el Paraná. Había clubes interesados en mí como el Cruzeiro y el Palmeiras, con posibilidades de ir a la selección, pero opté por Suiza. Quizá fue una decisión algo precipitada, pero también tuvo cosas buenas. Durante dos años nadie se acordó de mí", asumió el defensor, quien nunca representó los colores de la pentacampeona del mundo.
Después comenzó su periplo en Francia. El Bastia (2004), el Lens (2004-2008), el Marsella (2008-2011) y el Montpellier, desde 2011.
"Nunca imaginé llegar a jugar con esta edad y además siendo titular. Hace unos años me dije: 'Tengo que llegar a los 40', pero los 40 llegaron a una tremenda velocidad y hoy me encuentro bien. No me veo para nada parando ahora", señaló Hilton, quien prolongó este año su contrato con el Montpellier un curso, hasta 2019.
El defensor destacó también la alimentación y el descanso, sobre todo el nocturno, como otros dos aspectos claves para prolongar la vida de un deportista.
"Como tapioca (extracto de la raíz de mandioca muy popular en Brasil) de vez en cuando (risas) y como mucho alubias, las del tipo brasileño, porque son importantes para un deportista", comentó.
En su larga carrera, se ha medido a grandes delanteros. El que más le impresionó fue el sueco Zlatan Ibrahimovic, que jugó en el París Saint-Germain (PSG) entre 2012 y 2016.
"Me encantó enfrentarme a él. Es un armario físicamente y técnicamente muy bueno. Me hizo sudar, pero aprendí mucho con él".
En el campeonato francés se mide a dos de los mejores delanteros del planeta en la actualidad. Neymar, de 26 años, y Kylian Mbappé, de 19, ambos del PSG.
"Frenarles es complicado, pero con la experiencia se va a aprendiendo, sobre todo en la anticipación de la jugada", sostuvo.
Para Hilton, Neymar impresiona más que Mbappé, porque es "más imprevisible" en su juego.
"Él es capaz de acelerar, frenar en seco, ir para frente, para el lado, todo con la bola en el pie. De Mbappé se sabe que tiene mucha velocidad y se sirve de ella, regateando hacia adelante con velocidad", opinó.
El truco para contener a atacantes habilidosos -añadió- es "mirar el balón, porque el balón no se mueve solo y muchas veces acabamos siguiendo el cuerpo del jugador".
De los defensores que Hilton siguió con atención, citó al brasileño Mauro Galvao -leyenda del Internacional de Porto Alegre y activo hasta la cuarentena- y al hispano-brasileño Donato, ex del Atlético de Madrid y del Deportivo de la Coruña que colgó las botas en 2003 con 40 primaveras.
Pero, sobre todo, se fijaba mucho en el paraguayo Carlos Gamarra: "Me encantaba, por su estilo, a pesar de no ser muy alto (1,80 metros) era un excelente defensa".