Andrea Montolivo
Roma, 29 sep .- El empresario y ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi volverá a estar operativo en el mundo del fútbol, al haber adquirido, a través su compañía Fininvest, el Monza, un conjunto que milita en la Serie C italiana (Tercera división).
Tras ganarlo todo en sus 31 años como presidente del Milan, y vender las cuotas del club "rossonero" en 2017 a un consorcio de inversores chinos, Berlusconi decidió regresar al fútbol junto a su histórico colaborador y ex consejero delegado "milanista" Adriano Galliani.
La negociación fue confirmada el viernes por Fininvest en un comunicado, en el que se informó de que la compañía de Berlusconi "formalizó la adquisición del 100 % de la Sociedad Deportiva Monza 1912".
Berlusconi es el nuevo dueño del equipo norteño, con Galliani que ejercerá de consejero delegado y Nicola Colombo (Anterior propietario del Monza) que mantendrá el cargo de presidente, se agrega en la nota oficial publicada en la página web de Fininvest.
A sus 81 años, Berlusconi abrió un nuevo capítulo en su trayectoria en el mundo del fútbol, una pasión que le acompañó durante toda su vida y que siempre compaginó con la actividad política.
El empresario italiano compró el Milan en 1986, cuando el club estaba en profunda crisis y al borde de la quiebra, y abrió una de las eras más exitosas del equipo milanés, que terminó con 29 trofeos en 31 temporadas.
Con Berlusconi como presidente, los "rossoneri" conquistaron ocho "Scudetti" (títulos ligueros), cinco Ligas de Campeones, tres Mundiales por clubes, siete Supercopas italianas o cinco Supercopas europeas, entre otros.
En pocos años, el político italiano llevó a Milán algunos de los mejores jugadores de la historia del fútbol, como los holandeses Marco Van Basten, Frank Rijkaard y Ruud Gullit, los brasileños Ronaldo, Ronaldinho, Rivaldo y Ricardo Kaká, el ucraniano Andry Schevchenko o el croata Zvonimir Boban.
También honraron la camiseta "rossonera" campeones como los italianos Paolo Maldini, que estuvo en las cinco Copas de Europa conquistadas, Alessandro Costacurta o Carlo Ancelotti.
En esas 31 temporadas, el Milan escribió la historia del fútbol también gracias al trabajo en el banquillo de técnicos como Arrigo Sacchi, campeón de Europa en 1988 y 1989, o del propio Ancelotti, que le dio a los "rossoneri" las Ligas de Campeones de 2003 y de 2007.
Sin embargo, la "Orejona" levantada por Maldini en Atenas 2007 se quedó como el último trofeo internacional de un Milan que de allí solo consiguió ganar un título liguero en 2011, antes de empezar un profundo declive.
El "Scudetto" de 2011, ganado por el Milan del técnico Massimiliano Allegri y del delantero sueco Zlatan Ibrahimovic fue la última gran alegría para los "rossoneri" de Berlusconi.
Los problemas económicos del club provocaron los traspasos de Ibrahimovic y el brasileño Thiago Silva y eso, junto al fisiológico fin de un ciclo de campeones como Alessandro Nesta, Gennaro Gattuso o Massimo Ambrosini, abrió una crisis de resultados.
Finalmente, Berlusconi aceptó a partir de 2016 negociar con unos inversores para vender el Milan y, tras largos meses de negociación, aceptó en 2017 un acuerdo con el empresario chino Li Yonghong para que adquiriera el 99,93 %, del club,
"El fútbol moderno necesita inversiones y recursos que una sola familia no es capaz de sostener. No podré nunca olvidar las emociones que el Milan ha sabido regalarme a mí y a todos nosotros", aseguró Berlusconi en el comunicado que formalizaba la venta.
Un año y medio después de ese momento, el empresario italiano decidió lanzarse a por un nuevo proyecto deportivo, esta vez en el Monza, el club de la homónima ciudad, que surge en el norte de Milán.
Galliani será el encargado de gestionar las financias del club y de potenciar la plantilla para intentar regalarse unas nuevas alegrías en el mundo del fútbol.
A Galliani el Monza no le es extraño, pues además de nacer en esa ciudad fue es este club donde inició su carrera como dirigente deportivo (1984), siendo su vicepresidente desde 1984 a 1986. De ahí dio el salto al Milan de Berlusconi, que le llevó como administrador delegado a la entidad milanista.