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El fútbol juvenil, un canal alternativo para el deshielo con Corea del Norte

Andrés Sánchez Braun

Chuncheon (Corea del Sur), 30 oct .- La ciudad surcoreana de Chuncheon acoge estos días la Copa Ari, un torneo de fútbol con jóvenes de las dos Coreas que busca obviar la política pero que precisamente ha resultado ser un canal alternativo clave para romper el aislamiento de Pionyang.

Unas 15.000 personas llenaron este lunes el principal estadio de esta localidad, capital de la provincia nororiental de Gangwon, para el acto el inaugural de este torneo de categoría cadete que enfrentó a un equipo de cada una de las Coreas, dos vecinos que pese a vivir una importante fase de acercamiento siguen técnicamente en guerra.

En los graderíos, los surcoreanos agitaron con fervor banderas de la Corea unificada y también aplaudieron alegremente los goles del conjunto del Norte.

"He venido porque me gusta el fútbol y porque creo que este tipo de cosas ayuda a que tengamos mejor relación con el Norte", contó a Efe Han Chung-soo, de 15 años.

Al final el cuadro norcoreano se impuso al sureño por 3-1, aunque el resultado, como se dice siempre en este tipo de eventos, "era lo de menos".

No solo porque lo verdaderamente importante fuera impulsar tolerancia y entendimiento a través del deporte, sino también por lo que sucedía en el palco del estadio y por la profunda implicación que tiene para la convivencia en la península.

Allí, sentados uno junto a otro estaban el gobernador de la provincia de Gangwon, Choi Moon-soon, y Moon Ung, un viceministro de Deportes norcoreano que encabeza el Club Deportivo 25 de abril, ligado al ejército y cuyo equipo de fútbol es el más exitoso del hermético país asiático.

Ambos son viejos conocidos tras haber coincidido en anteriores ediciones de la Copa Ari, de la que ambos son impulsores y en la siempre han participado los cadetes del 25 de abril.

Fue esta insospechada relación la que ayudó a poner en marcha una maquinaria diplomática que ha acabado por deparar este año un grado de acercamiento intercoreano no visto desde la división de la península en 1945.

Sucedió en Kunming (China), durante la celebración de la cuarta edición de la Copa Ari en diciembre del año pasado, poco después de que el presidente de EEUU, Donald Trump amenazara a Corea del Norte con "destruir" el país a raíz la enésima prueba con misiles balísticos del régimen.

"Por ese entonces había un nivel de tensión altísimo y se podía pensar en una nueva guerra en la península", reconoció esta semana el propio gobernador Choi en un encuentro con medios al que acudió Efe antes de la inauguración de la quinta Copa Ari en Chuncheon.

A finales de 2017 el torneo de fútbol cadete era la única ventana de colaboración intercoreana que había logrado sobrevivir al avance del programa de armas del régimen de Pionyang y a su creciente aislamiento internacional.

Semanas antes el presidente surcoreano, Moon Jae-in, o el del COI, Thomas Bach, habían dicho públicamente que darían la bienvenida a la participación de Corea del Norte en los JJOO de Invierno que se celebraron el pasado febrero precisamente en la provincia surcoreana Gangwon.

Pero fue Choi, que estaba además en el comité organizador de los Juegos, el único que pudo transmitir por primera vez y de manera oficial la invitación a un representante de Pionyang durante la reunión privada de dos horas que celebró con Moon Ung en Kunming.

El Norte acabaría participando en los Juegos, paso importante para gestar el actual acercamiento intercoreano y clave a su vez para convocar la primera e histórica cumbre de líderes entre Washington y Pionyang y establecer el actual diálogo para la desnuclearización del régimen.

"La idea en estos eventos es dejar la política fuera para que podamos seguir celebrándolos independientemente de si las relaciones vuelven a torcerse en el futuro", explicó a los periodistas el gobernador, cuyo rol en el deshielo puede seguir resultando clave.

Y es que Choi, que forma parte del gobernante Partido Demócrata de Moon Jae-in, estuvo en la delegación que acompañó al presidente sureño para la última cumbre intercoreana de septiembre en Pionyang, donde el gobernador y el propio Kim Jong-un hablaron de "expandir el intercambio (intercoreano) a nivel provincial".

Así pues, no sorprende que la sexta edición del torneo el año que viene se vaya a organizar en Wonsan, en la costa oriental norcoreana, y que se esté "meditando invitar a un equipo de EEUU", según contó el propio Choi.

Wonsan es la capital del lado norcoreano de la provincia de Gangwon y epicentro del plan de inversión turística del régimen.

Constituye por tanto un escenario inmejorable para seguir impulsando el diálogo -y quién sabe si un futuro e hipotético levantamiento de sanciones sobre Pionyang- en el marco de un evento que ha demostrado ser mucho más que un simple torneo juvenil de fútbol.

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