Luis Miguel Pascual
París, 30 oct .- A sus 27 años, Emiliano Sala ha logrado que su nombre figure entre los mejores atacantes del fútbol francés. No ha sido una tarea fácil para un jugador ávido de aprendizaje, que aterrizó en Francia con 20 años y que ha tardado en sacar la cabeza en una liga que ahora le descubre.
El triplete logrado hace unos días frente al Toulouse le catapultó a la primera línea informativa, aunque él lo considera "el pago al trabajo de cada día", según confiesa en una entrevista con Efe.
"No me canso de aprender", señala este futbolista de aspecto desgarbado pero incansable sobre el césped, un gladiador que hasta esta temporada se había distinguido más por su incansable presión que por sus goles.
Ahora, el soldado también marca y se divierte al ver su nombre en listas que comparte con algunos de los mejores delanteros del mundo.
"Eso es un sueño", asegura Sala, convertido en el argentino con mejor ratio de goles por minuto en Europa por delante de Lionel Messi.
O secundando a Kilyan Mbappé como segundo máximo anotador del campeonato francés, con ocho dianas, dos menos que el delantero del París Saint-Germain.
"Uno trabaja para eso, a veces se da, a veces no, pero lo que nadie me puede reprochar es que no haya dejado todo en el campo", asegura este futbolista nacido en Cululú, en la provincia de Santa Fe.
Sala entró en el proyecto "Crecer" que ideó el Girondins de Burdeos para localizar talentos en Argentina y, gracias a él, recaló en el club del Garona.
"Todo jugador sudamericano quiere jugar en Europa y para mi eso fue más sencillo gracias a ese proyecto", señala el futbolista, que sin embargo mantiene grabada "la dureza" de aquellos primeros años lejos de su país y de su familia.
"El periodo de adaptación no fue fácil, con otra cultura, otro idioma. Pero hacía lo que más me gusta, que es jugar al fútbol y eso me ayudó mucho", recuerda.
Aunque su primera temporada fue brillante, el jugador fue cedido las dos siguientes a clubes de divisiones inferiores, el Orleans y el Niort, antes de regresar al Burdeos, que tras otra temporada volvió a cederlo, esta vez al Caen.
Deseoso de encontrar estabilidad, Sala firmó un contrato de cinco años con el Nantes, el club al que ahora aspira a salvar del descenso con su recobrado olfato goleador.
El relevo en el banquillo y la llegada del veterano Vahid Halilhodzic le ha despertado el apetito anotador. "Él fue un gran goleador y creo que tiene mucho que enseñarme", afirma.
Sala se considera "un futbolista más maduro, que sabe analizar mejor a los rivales y también el juego propio, para mejorar en aquellos puntos más débiles".
Autor de doce tantos en las dos temporadas anteriores, el argentino aspira a superar esas marcas, convencido de que "un club que tiene un goleador con 20 o 25 goles no puede descender a Segunda".
El futbolista espera que los tantos contribuyan a cambiar la imagen que de él tiene el fútbol francés, más un bregador que un artista. "Nunca voy a dejar de pelear, es mi seña de identidad, pero ahora los goles están ahí", asegura.
A falta de un año para que expire su contrato, Sala mantiene las negociaciones abiertas para renovar. En Nantes ha encontrado estabilidad, pero no esconde su ambición por jugar en clubes más grandes.
"A medida que pasan los partidos los objetivos se van modificando. No me voy a cansar de trabajar y de seguir creciendo. Me gustaría descubrir las competiciones europeas en equipos importantes", afirma.
Esconde su preferencia, aunque confiesa que por su estilo de juego la liga inglesa puede ser un destino adecuado.
Sala, que toda su vida se ha mirado en el espejo de Gabriel Batistuta, "por lo que hacía en el campo pero también por su personalidad", admira ahora al uruguayo Edinson Cavani.
"Es un modelo en cada movimiento que hace en el área", asegura sobre el máximo goleador de la historia del PSG.
En un rincón de su cabeza tiene también jugar algún día con la Albiceleste, aunque Sala es realista: "No me obsesiono con eso, tengo los pies en el suelo y soy consciente de la cantidad de grandes atacantes que hay en mi país".