Para algunos puede resultar un juego, para otros muchos un pasatiempo y para el ajeno, un simple negocio. Quizás acierten o quizás caigan en el error. Lo que está claro es que para muchos, el fútbol es como la vida. La vida, por tanto, es el fútbol. Un amor que se puede asemejar a los aficionados que aún alientan al Real Jaén pese a los obstáculos que se han interpuesto año tras año.
Y es que nadie que no esté contigo en las malas, merece estar luego en las buenas. Por eso lucha cada día la afición casi centenaria del Real Jaén. Por volver a ver a su equipo brillar. Por dejar el barro de tercera para vislumbrar el calor de la luz que dan los focos de la élite.
La historia del Real Jaén es la de un club maltratado por el tiempo y las malas gestiones. Impagos, descensos y una entidad al borde de la desaparición resumen la historia más reciente del equipo. En la retina queda aquella Copa Federación de 1952 o su permanencia en Primera División. Una serie de logros históricos que se están convirtiendo en recuerdos casi marchitos.
"Por no perder una tarde, podemos perder al Real Jaén de por vida", rezaba el lema de los aficionados del conjunto jiennense en la concentración que realizaron el pasado año ante la precaria situación de la entidad. No obstante en cada historia hay una serie de cobardes y héroes, de enemigos y vencedores.
La historia del Real Jaén: Cobardes contra vencendores, enemigos versus héroes y un denominador común. La afición luchando por devolver a la entidad lo que un día le quitaron
En esta ocasión los que quieren ser vencedores son los aficionados. Una entidad que alcanza los 3.000 socios, aunque la cantidad se reduce a la hora de ir al estadio. Lo que sí está claro es que nunca dejarán a su club morir.
Esa lucha se pudo ver el pasado fin de semana, cuando algunos de los miembros del grupo de animación Orgullo Lagarto asistieron al Nuevo Estadio de la Nueva Victoria para colaborar con las tareas del club. Ante la precariedad económica que reina en el Real Jaén, esos hinchas asistieron para ayudar en la limpieza del estadio, a cortar, cuidar el buen estado del césped y demás labores de mantenimiento.
Un gesto que apenas ha salido a la luz pero que reconoce la labor de los aficionados para mantener al Real Jaén con vida. Y es que al final el fútbol no deja de ser un deporte que existe por y para los aficionados. Mucho más que 11 futbolistas corriendo detrás de una pelota.
Ahora el Real Jaén, de la mano de los aficionados, comienza a ver la luz al final del túnel. Instaurados en la segunda plaza del Grupo 9 de Tercera, la entidad sueña con ascender y volver a oler el bronce de la Segunda B. Siete victorias consecutivas y diez partidos sin perder lo avalan.
Un objetivo que aún queda lejano pero que se pretenderá conseguir de la mano de los aficionados. Aquellos mismos que no dejarán marchitar a su club y que de la mano de los jugadores, sueñan con devolver al Real Jaén lo que un día le quitaron.
socio con domicilio en Málaga y con 72 años, he vivido desde pequeño al Real Jaén en todas las categorías.No se puede arruinar este gran historial.Inauguro oficialmente el Nou Camp,etc