Carlos Meneses Sánchez
Sao Paulo, 6 nov .- Pocos futbolistas en la historia pueden decir que enmudecieron La Bombonera y el Monumental en un mismo año y con equipos diferentes. El delantero brasileño Pedro Iarley sí, y una de las veces lo hizo en un Superclásico argentino con el '10' del Boca Juniors a la espalda.
'Pedrito', como le llamaban en Buenos Aires, trabaja hoy, a sus 44 años, en las categorías inferiores del Internacional de Porto Alegre, y recuerda con claridad el gol que anotó en 2003 con la camiseta 'xeneize' al River Plate en el Monumental.
"Ese día fui el mejor futbolista sobre el campo. Ganamos 0-2 con gol de (Sebastián) Battaglia y otro mío, que hasta hoy es considerado como uno de los goles más bonitos de los Superclásicos", afirma el atacante en una entrevista con Efe.
Su llegada a Boca se había producido solo unas pocas semanas antes, después de conquistar La Bombonera con el modesto Paysandú de Belém al anotar el único tanto del encuentro en la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores de 2003.
"Fue algo muy especial, jugar en un campo tan importante del fútbol mundial. En la época Boca era el equipo que mandaba en la Libertadores. Era muy respetado y un equipo desconocido ir y ganar dentro de La Bombonera fue un hito muy grande", comenta.
Luego los argentinos remontarían en Brasil (2-4) y seguirían a partir ahí un camino inmaculado hasta derrotar en la final al Santos.
Coronado como rey de América, la directiva del Boca no olvidó al atacante, formado en la cantera del Ferroviário y con un breve pasaje por la base del Real Madrid, que les plantó cara en el inicio de las eliminatorias,
"Algunos dirigentes del Boca comenzaron a preguntar por mí porque les gustó bastante mi actuación y cuando finalizó la Libertadores, nos sentamos, Boca mostró su interés, ahí me quedé libre y cerré con ellos", explica Iarley.
Entonces rondaba casi los 30 años ("Tenía experiencia, estaba en el momento adecuado") y el entonces laureado técnico Carlos Bianchi le comunicó que iba a llevar el dorsal '10', el mismo que vistió un tal Maradona.
"Fue una alegría muy grande. Una satisfacción vestir una camiseta tan importante para el fútbol argentino, la mítica de Diego Maradona", expresa.
"Bianchi vio que era un tipo experimentado, un jugador que no iba a sentir esa presión porque (Carlos) Tévez estaba empezando, era muy jovencito. Schelotto tenía el 7 y estaba vacante el 9 y el 10. Tévez se quedó con el 9 y Bianchi me dio el 10", añade.
La decisión de dar la camiseta de mayor peso a un "brasileño desconocido", como dice él, fue comentada por "todo el mundo" y cuestionada por algunos. Pero él mismo se encargaría de enterrar esas dudas en el mejor escenario posible, el Monumental.
"(Rolando Carlos) Schiavi me mandó un centro muy fuerte. (Ricardo Ismael) Rojas quería dejar la bola salir, pero en el cuerpo a cuerpo le robé la pelota justo en la línea de banda. Fui a buscar a Horacio Ameli dentro del área, le encaré, hice una bicicleta, amagué, recorté para dentro y disparé con la pierna zurda al palo de (Franco) Costanzo", narra.
Corría el minuto 52 de la segunda mitad y "a partir de ese día es como si hubiese sido bautizado", recuerda Iarley, quien aún siente el silencio de los aficionados del River y los gritos de los seguidores del Boca, pues en esa época aún se podían ver las dos hinchadas en un mismo estadio.
"Y ahí comenzaron a gritar ¡Olé olé olé el hermano de Pelé! Fue muy loco", relata.
Iarley anotaría otro tanto en el partido contra San Lorenzo que les haría a la postre vencedores del Torneo Apertura 2003.
También sería titular en el triunfo en los penaltis en la Copa Intercontinental de ese año frente al todopoderoso Milan dirigido por Carlo Ancelotti y plagado de estrellas como Cafú, Maldini, Pirlo, Kaká o Shevchenko.
"Corría bastante, me entregaba bastante y los otros brasileños no tuvieron tanto éxito porque tenían un estilo más pausado, más acompasado. El mío era estilo argentino, aguerrido, me gustaba el choque y eso me ayudó", asegura.
Las lesiones no le respetaron tanto en 2004. Se perdió unas polémicas semifinales de la Libertadores ante River que se decidieron en los penaltis y solo reapareció en la final que perdieron frente al Once Caldas colombiano.
Ese mismo año decidió salir de Boca y fichar por el Dorados de Sinaloa mexicano, entrenado hoy por el propio Maradona y ciudad en la que tuvo a su primer hijo, porque la situación en Argentina comenzó a empeorar.
"Había mucho secuestro y andábamos con escolta policial. Mi esposa estaba embarazada y allí donde íbamos, lo hacíamos con un policía. Todo los jugadores iban así y el país financieramente no estaba muy bien", comenta.
A pesar de su corta estancia en el club, Iarley lleva dentro los colores de Boca y cree que ganarán la final de la Copa Libertadores 2018 ante su histórico rival.
"Boca va a ir con todo, está picado y con muchas ganas de vencer esta Libertadores, principalmente porque los últimos partidos contra River no fueron buenos", indica.
Para él, será fundamental Darío Benedetto, autor de tres goles en las semifinales frente al Palmeiras: "Es el hombre del momento junto con (Cristian) Pavón", destaca este brasileño que consiguió ganarse el respeto de los 'bosteros'.