Túnez ha blindado con cientos de policías la capital del país ante la disputa este viernes del partido de vuelta de la final de la Champions africana que enfrentará al equipo local Esperance y al campeón egipcio Al Ahly, dos equipos con dos de las aficiones más violentas de África.
El dispositivo de seguridad y el alto riesgo de que se produzcan altercados ha inducido a algunos colegios internacionales a suspender las clases y que se alerte a la población de que evite el centro a la hora del partido.
El encuentro se disputa a las 20.00 horas local (19.00 GMT) en el estadio olímpico de Rades y llega envuelto por la polémica que se desató en el partido de ida, disputado en Alejandría, en el que el Ahly venció por 3-1 con dos controvertidos penaltis pitados por el argelino Mehdi Abid Charef tras la consulta del VAR.
Al día siguiente, la prensa tunecina amaneció con titulares como "escándalo en Egipto", "Robo al Esperance" o "Vergüenza" que se han repetido a lo largo de la semana y que han contribuido a caldear un ambiente ya de por sí volcánico.
En el partido de vuelta de semifinales ante el Primero de Agosto de Angola en Rades, en el que el Esperance también llegaba con la necesidad de remontar, 38 policías resultaron heridos, varios de ellos de gravedad, en enfrentamientos con los radicales tunecinos, que convirtieron el estadio en un infierno.
Nada más acabar el partido, el entrenador del Primero de Agosto, el serbio Zoran Majnolovic, advirtió que lo sucedido en el campo y en las gradas fue "una vergüenza" para él, "pero también para la organización. Esto no fue fútbol, fue una película de terror. Lo que ha pasado es una vergüenza para el mundo del fútbol", subrayó.
En el plano estrictamente deportivo, Al Ahly parece partir con ventaja con un equipo más sólido y solidario que el tunecino, que tiene en su portero, el internacional tunecino Moez ben Cherifía, uno de sus talones de aquiles.
Los tunecinos añaden bajas por sanción muy significativas como la de Chamseddine Dhaouadi, central recientemente llamado por las "Águilas de Cartago", y el centrocampista camerunés Franck Kom, pulmón de los "Leones indomables".
Sus principales bazas para derrotar al Ahly -equipo al que no han logrado batir desde 2011- y alzar la copa por quinta vez serán de nuevo los internacionales tunecinos Taha Yassin Khenissi y Anice Badri, este último clave en la remontada de la semifinal.
Los "diablos rojos egipcios" han aterrizado en Túnez con una ventaja de dos goles peligrosa pero con la estadística a favor: los dos finales de Champions que disputaron previamente en Rades (2006 y 2012) concluyeron con el título en sus vitrinas.
Además del ambiente hostil, los egipcios deberán hacer frente a sus toboganes en el juego, sus momentos de ausencia, que casi le cuestan la eliminatoria en el partido de vuelta frente al Setif argelino y a la baja de Walid Azaro, el peligroso pero controvertido delantero marroquí.
Azaro fue uno de los señalados del partido de ida en estadio Burg al Arab de Alejandría, tanto por el hecho de que fue un incordio para la defensa tunecina como por uno de los penaltis concedidos por el árbitro argelino.
El Esperance denunció ante la Confederación Africana de Fútbol (CAF) que había simulado una agresión y sorprendentemente el máximo órgano del fútbol africano le dio la razón al sancionar a Azaro con dos partidos.
La baja de Azaro es significativa, además, porque el marroquí fue el autor del gol que dio la victoria a su equipo en Rades frente al Esperance durante la fase de grupos de esta edición de la Champions africana.
A esta ausencia, el equipo de El Cairo suma las bajas por lesión del experimentado defensa Ahmed Fathy, su colega en la zaga Mohamad Naguib, el interior tunecino Ali Maaloul y el delantero nigeriano Junior Ajayi.
"Tuvimos muchas opciones en el primer partido, pero ahora tenemos que ser mucho más fuertes. Nuestros jugadores tienen la experiencia suficiente como para superar cualquier tipo de ambiente en Túnez", dijo antes de partir el entrenador francés de Al Ahly, Patrice Cateron.
"Vamos as pedir protección especial para nuestro equipo en Túnez. Espero que el gobierno tunecino ayude a que sea un duelo de fútbol, no a una guerra en las gradas", afirmó.
De vencer hoy, Carteron -que ya levantó el trofeo en 2015 con el TP Mazembe de Congo- se sumaría a la exclusiva lista de entrenadores con un título de clubes africano con más de un equipo, junto al egipcio Mahmoud al Gohary y el argentino Oscar Fullone.
El Ahly, el equipo más laureado de África, sumaría su octavo título continental y se sacaría así la espina de la final perdida la temporada pasada.
El ganador del encuentro se embolsará 2,5 millones de dólares y se clasificará para el mundial de clubes que se disputará este año en Emiratos Árabes Unidos.