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Arshavin, el chico de oro que nunca pudo vestir de blaugrana

Ignacio Ortega

Moscú, 11 nov .- El ruso Andréi Arshavin, que dejó hoy el fútbol a los 37 años, fue un mago con el balón que tuvo momentos maradonianos, pero que nunca llegó a cumplir su sueño: vestir la camiseta blaugrana.

"El Barcelona ofreció al Zenit 15 millones, pero el club rechazó la oferta. Sinceramente, no me quiso vender", comentó esta semana.

Arshavin habla del verano de 2008, justo después de que el futbolista nacido en Leningrado asombrara al mundo en la Eurocopa de Austria y Suiza en la que sólo España pudo frenar a la Rusia de Guus Hiddink.

En la retina de los aficionados aún permanece el sublime partido de Arshavin ante Holanda (3-1) en los cuartos de final de ese torneo que elevó a los altares a la Roja.

El Barcelona no dudó en ir a por el jugador poco después, pero su oferta fue insuficiente. El caso es que el Zenit bajó el precio, pero el equipo catalán nunca volvió a insistir, aunque la prensa catalana titulaba que el jugador estaba "a tiro".

Arshavin acabó fichando en invierno por el Arsenal, pero el mago ruso siempre mantuvo la esperanza de que el club blaugrana le acabaría fichando si deslumbraba en el equipo londinense.

No obstante, el fiasco del fichaje del bielorruso Alexandr Hleb, que también había militado en el Arsenal, convenció a la directiva de que contratar a otro jugador del Este de Europa era demasiado arriesgado, y apostó por producto nacional: David Villa.

"Quería jugar en el Barcelona, pero no lamento haber acabado por el Arsenal", comentó.

El caso es que el Barcelona perdió a un jugador que admiraba al club desde los tiempos en que el técnico era el holandés Johan Cruyff y las estrellas del equipo eran Laudrup, Stoichkov y Koeman, con Guardiola como cerebro.

Como ocurrió con su fallido fichaje por el Barcelona, la carrera de Arshavin es una retahíla de oportunidades perdidas.

Tenía talento para ser uno de los mejores futbolistas del planeta, pero se quedó con la vitola de jugador genial pero inconsistente. Se puede llenar un vídeo de diez minutos en Youtube con sus genialidades, pero apenas logró títulos a lo largo de su carrera.

En el Arsenal tuvo una temporada y media buena coronada por sus cuatro goles ante el Liverpool en Anfield en abril de 2009.

Su mayor éxito lo logró en el Zenit, donde se alzó en 2007 con el título de liga, el primero desde la caída de la URSS, y en 2008 con la Copa de la UEFA tras dejar en la cuneta en las semifinales al todopoderoso Bayern Múnich con un 4-0 en el partido de vuelta.

Arshavin, que fue nombrado mejor jugador de la final ante el Glasgow Rangers (2-0), sumó a la lista la Supercopa de Europa tras sorprender al Manchester United.

No obstante, le costó más de lo debido llegar a asentarse tanto en el Zenit como en la selección. Por ejemplo, Alexandr Kerzhakov, un delantero prolífico, pero carente de tanto, fue convocado al Mundial de 2002, mientras Arshavin se quedó en casa.

Kerzhakov, que se retiró hace dos años, también emigró antes al extranjero al fichar en 2006 por el Sevilla, donde no llegó a triunfar.

Lo mismo le ocurrió en la selección rusa. Fue la estrella de la Eurocopa de 2008, pero nunca disputó un Mundial con la camiseta nacional.

No fue convocado ni en 2002 por ser demasiado joven ni en 2014 -no era del gusto de Fabio Capello- ni en 2018 por ser ya demasiado viejo.

Debido a las bajas, en vísperas del pasado Mundial celebrado en Rusia, la prensa sugirió al seleccionador del país anfitrión, Stanislav Cherchésov, la posibilidad de convocar a Arshavin, pero tanto éste como el jugador descartaron esa opción.

Le queda la consolación de haber sido el rostro de la exitosa candidatura rusa para organizar la Copa Mundial.

Su momento llegó en 2010. Rusia disputó la repesca mundialista contra Eslovenia. Los rusos eran los grandes favoritos, pero comenzaron a perder la eliminatoria cuando Arshavin despreció a su adversario al afirmar que nunca había visto jugar al equipo balcánico.

Como castigo, Arshavin apenas dio una a derechas en ambos partidos y se quedó sin disputar el que hubiera sido su único Mundial.

Tuvo no pocos enfrentamientos con la prensa y los aficionados, pero para la historia quedan sus 165 goles y más de 200 pases de gol.

Sea como sea, Arshavin sigue siendo el mejor jugador producido por este país en el siglo XXI y los expertos lo colocan a la altura de leyendas del fútbol soviético y ruso como Eduard Streltsov, Valentín Ivanov o Alexandr Mostovói.

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