Equipo belga integra en la sociedad a jóvenes refugiados a través del fútbol
Ana Belinchón
Bruselas, 1 dic .- El equipo belga Kraainem Football Club promueve desde 2015 la integración social de los menores refugiados no acompañados a través de un programa de voluntariado en el que los jóvenes asisten a clases de francés y juegan al fútbol en un césped que los recibe cada tarde con la palabra "Respect" en letra grande.
Cuando la crisis de los refugiados alcanzó su punto álgido en Europa hace tres años, Benjamin Renauld, futbolista y entrenador del equipo juvenil del Kraainem contactó con Fedasil, la Agencia Federal para la acogida de demandantes de asilo, para poner a disposición de los refugiados las instalaciones del club, que se encuentran a diez minutos del barrio europeo de Bruselas.
Así nació este proyecto, pionero en toda Bélgica, que cuenta con el apoyo de la Comisión Europea, de la que recibió este año una subvención de 60.000 euros, y de la Fundación para la Infancia de la UEFA.
Esta financiación permite al club, entre otras cosas, poner a disposición de los jóvenes el vestuario del equipo y alquilar una furgoneta para trasladarlos del centro de acogida al campo de fútbol.
Renauld explica en declaraciones a Efe que la integración social es muy importante a la hora de prevenir que los jóvenes más vulnerables se radicalicen, ya que, aunque la mayoría de ellos lleva muy poco tiempo en Bélgica, todos se sienten identificados con los valores del club.
Es el caso de Mohmmad Ibrahim, un joven sirio de 17 años que recorrió a pie una decena de países europeos huyendo de la guerra.
Durante un año y cinco meses, Ibrahim atravesó Turquía, Grecia, Bulgaria, Macedonia, Serbia, Hungría, Austria, Alemania y Holanda hasta llegar a Bélgica, donde finalmente se ha establecido.
Junto a Ibrahim, dos jóvenes de ascendencia palestina nacidos en Arabia Saudí y con nombres muy similares, Mohannad Hussain y Mohammad Hussain, y un chico de Guinea-Conakry, Mamadou Dian Diallo, asisten a clases de francés y entrenan al fútbol tres veces por semana.
Los amigos Hussain tienen 17 años y son demandantes de asilo en Bélgica, país al que llegaron después de pasar por Líbano, Etiopía, Brasil, Argentina, Perú, Ecuador y España. Mohannad quiere estudiar una ingeniería y Mohammad un grado en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Dian Diallo, de 15 años, viene de otro continente, pero comparte con sus compañeros una experiencia parecida: llegó a España desde Marruecos, atravesó Francia y se instaló en el mismo centro de acogida de Bruselas.
Los cuatro forman parte de un pequeño grupo de trabajo, que suele estar formado por entre seis y diez personas, en el que aprenden francés conversando con los profesores sobre sus países de origen o sobre las cosas que más les gustan de Bélgica.
Después de clase salen a jugar al campo de fútbol bajo la supervisión de un monitor y durante el entrenamiento socializan en varios idiomas, entre los que destaca el francés, el inglés, el árabe y el español.
El impacto de este programa, por el que ya han pasado unos 1.500 menores demandantes de asilo (aunque solo una veintena se quedan durante todo el año), ha llamado la atención del propio rey Felipe de Bélgica, que visitó las instalaciones recientemente.
"Fue un gran honor para nosotros, el rey dio el pistoletazo de salida de un partido amistoso que habíamos organizado con los jóvenes del club y los demandantes de asilo y puso mucho interés en este encuentro", afirma Renauld.
Aunque cualquier menor que se encuentre en un centro de acogida de Fedesil puede incorporarse al programa, prácticamente la totalidad de los participantes son chicos: "Apenas hay mujeres en el programa porque la gran mayoría de los menores refugiados no acompañados son varones", explica Renauld.
Según datos de la oficina de estadística comunitaria, Eurostat, la Unión Europea concedió 538.000 peticiones de asilo en 2017, un 25 por ciento menos que el año anterior.
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