Juan José Lahuerta
Madrid, 4 dic .- 2.303 días después, o lo que es lo mismo, 6 años, 3 meses y 20 jornadas, es el tiempo que habrá pasado Fernando Gago sin pisar el estadio Santiago Bernabéu cuando vuelva el próximo domingo con el Boca Juniors desde que corrió por última vez sobre el césped del que fue su exequipo, el Real Madrid, donde jugó cinco temporadas.
Tal vez Gago jamás imaginó que regresaría a un estadio en el que no pudo triunfar. Con 32 años, establecido en el Boca Juniors, el destino ha querido que el centrocampista argentino tenga la oportunidad de firmar una actuación decisiva en el partido más importante para su club desde su fundación el 3 de abril de 1905.
El desarrollo de este curso condujo a un enfrentamiento entre su club y el River Plate en la final de la Copa Libertadores. El choque de ida, en La Bombonera, acabó 2-2 después de sufrir un aplazamiento de 24 horas por culpa de las fuertes lluvias.
Los graves incidentes en las horas previas de la vuelta, con el autobús de Boca Juniors apedreado por hinchas de River Plate, provocaron la suspensión del partido más trascendental de la historia de dos clubes con una rivalidad eterna.
La CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol), en connivencia con el Real Madrid y la Liga de Fútbol Profesional (LFP), decidió que el Superclásico más clásico jamás visto, el que decidirá el nombre del campeón de la Copa Libertadores, se celebrará en el estadio Santiago Bernabéu.
Y allí estará, como mínimo en el banquillo, Fernando Gago, que fichó por el Real Madrid a la vez que Gonzalo Higuaín y que el brasileño Marcelo Vieira en un plan "renove" del mercado invernal de la temporada 2006/2007 en el que el club blanco invirtió casi 40 millones de euros, 20 por el actual jugador de Boca.
Los tres llegaron a un equipo que dirigía el técnico italiano Fabio Capello y que marchaba tercero en la Liga. Perseguía al Barcelona, segundo tres puntos por encima y al Sevilla, que era el líder con cinco de ventaja. En aquel Real Madrid ya no estaban ni Zinedine Zidane, ni Luis Figo y de los llamados galácticos sobrevivían Raúl González y el inglés David Beckham.
Pero quien no estaba en el club era Fernando Redondo, que había dejado un recuerdo demasiado bueno en el Real Madrid, aún nostálgico del poderío del jugador argentino en el centro del campo. Redondo se marchó al Milan en el año 2000 y su sombra aún era alargada.
Esa fue una de las losas más pesadas para Gago que, cuando llegó al Real Madrid, fue etiquetado como el nuevo Fernando Redondo. Las comparaciones no fueron realistas y poco a poco, con el paso del tiempo, el público del Bernabéu fue descubriendo a un jugador mucho más plano, con menos calidad, con poco gol y que tenía un estilo muy diferente al de su compatriota.
En su presentación oficial como jugador del Real Madrid, no pudo evitar preguntas sobre un referente: "No creo que la comparación con Redondo sea una presión. Somos dos jugadores totalmente distintos. Me guié siempre en lo que fue él para el Real Madrid porque era mi ídolo de chico y tenía la ilusión de vestir la camiseta blanca. Siempre fue mi sueño llegar al Real Madrid", dijo.
Gago fue consciente de que su fútbol no era similar al de Redondo e intentó conseguir afianzarse en la primera plantilla del Real Madrid con su propio estilo. Al principio, convenció a Capello, que le hizo participar en 17 partidos con los que llegó a ganar la Liga.
Ese mismo título lo repitió la temporada siguiente con Bernd Schuster en el banquillo del curso 2007/2008 y además añadió a su palmarés en el Real Madrid una Supercopa de España y una Copa del Rey. Sin embargo, un año después, con Manuel Pellegrini, fue perdiendo presencia entre los titulares y al final fue José Mourinho quien dejó de contar con él definitivamente.
Gago dejó en el Real Madrid unos números poco brillantes: 120 partidos oficiales en los que marcó un solo gol, al Sevilla y de cabeza tras un centro de Guti de falta. Fue vendido al Roma por 20 millones de euros y en Italia jugó un año antes de volver a España para ingresar en las filas del Valencia.
En el cuadro "ché" tampoco cuajó y primero fue cedido a Vélez Sarsfield y luego vendido a Boca Juniors, donde por fin se ha establecido desde la temporada 2013/14. Gago regresó al club en el que se formó y en el que relevó en 2005 a Raúl Cascini para lograr aquel año, con Alfio Basile, cinco títulos en cinco competiciones.
La era de Gago en Boca continúa y desde la vuelta del hijo pródigo el club ha ganado tres títulos de Primera División y una Copa de Argentina. Sin embargo, en los últimos tiempos, las lesiones, una en una rodilla le apartó del Mundial de Rusia, le ha dejado sin los minutos que habría deseado.
Ahora, con el Bernabéu en el horizonte, y después de su suplencia en el choque de ida frente a River Plate, espera una oportunidad para poder resarcirse en un estadio en el que no juega desde su visita con el Valencia en 2012.
Gago se enfrenta a su pasado en un día en el que todo el mundo del fútbol mirará un partido de infarto. El centrocampista que idolatró a Redondo y que no quiso parecerse a él, por fin espera ser protagonista en el estadio del Real Madrid.
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