Ignacio Ortega ,Moscú, 22 feb (EFE).- El Krasnodar, rival del Valencia en los octavos de final de la Liga Europa, es un club del sur de Rusia fundado apenas hace apenas diez años por un oligarca, Serguéi Galitski, que lo ha convertido en uno de los equipos punteros de la liga rusa.,Con solo siete años de experiencia en la división de honor, este auténtico desconocido lleva cinco temporadas consecutivas disputando la Liga Europa y esta es la tercera ocasión en que supera la fase de grupos.,Despué
Ignacio Ortega
Moscú, 22 feb .- El Krasnodar, rival del Valencia en los octavos de final de la Liga Europa, es un club del sur de Rusia fundado apenas hace apenas diez años por un oligarca, Serguéi Galitski, que lo ha convertido en uno de los equipos punteros de la liga rusa.
Con solo siete años de experiencia en la división de honor, este auténtico desconocido lleva cinco temporadas consecutivas disputando la Liga Europa y esta es la tercera ocasión en que supera la fase de grupos.
Después de varias temporadas en las que siempre se quedaba a un paso de clasificarse para la Liga de Campeones, este año se ha ido a la pausa invernal en segundo lugar, a un solo punto del todopoderoso Zenit y por delante de clubes históricos como el CSKA, el Spartak o el Lokomotiv.
"Los toros", como es conocido el equipo, ya sabe lo que es enfrentarse a equipos españoles, ya que en la primera fase se midió al Sevilla, al que derrotó en su estadio (2-1), aunque fue vapuleado en el Sánchez Pizjuán (3-0).
Además, también se batió hace dos años con el Celta de Vigo, que eliminó a los rusos con relativa facilidad también en los octavos de final de la Liga Europa.
No obstante, desde la llegada al banquillo del joven Murad Musáyev, el Krasnodar se ha convertido en un equipo temible, como lo demostró ayer al eliminar con toda justicia al Bayer Leverkusen.
El Krasnodar juega un fútbol "muy español" en el que todos los jugadores miran a la portería contraria y prima la combinación y la técnica por encima del balón largo y la fuerza física.
Muchos habían pronosticado que el equipo sureño perdería fuelle con la salida de su mejor jugador, Fiódor Smólov, máximo goleador de la liga rusa durante las últimas temporadas y que fichó por el Lokomotiv.
Lo mismo ocurrió con el encarcelamiento de uno de sus pilares, Pável Mamáev, que se encuentra en prisión preventiva desde octubre por gamberrismo y agresión, motivo por el que el club rompió el contrato que le ligaba al jugador.
Nada más lejos de la realidad. El Krasnodar es ahora un equipo sin estrellas, pero sin fisuras, en el que unas veces brilla el sueco Claesson, quizás el jugador más peligroso en ataque, y otras el veterano brasileño nacionalizado Ari.
Ayer le tocó el turno al joven Suleymanov, de 19 años, que marcó el gol de falta directa que permitió al Krasnodar eliminar al Bayer.
El pulmón del equipo es Yuri Gazinski, que fue uno de los fijos en la selección rusa durante el pasado Mundial y tiene como escuderos a Wanderson y a Kaboré.
La chispa en el centro del campo la ponen el uruguayo Mauricio Pereyra, un veterano de la liga rusa, en donde recaló en 2013 procedente del Lanús argentino, y el ecuatoriano Cristian Ramírez, un falso lateral izquierdo comparado con el legendario Roberto Carlos.
El Krasnodar, que se encuentra en pleno receso invernal, reiniciará la competición el próximo 3 de marzo con un partido que podría marcar su devenir en el campeonato ruso en casa del Spartak Moscú.
El equipo ruso disputa sus partidos de casa en su nuevo estadio, inaugurado en 2016 y que tiene capacidad para unos 35.000 espectadores.
Precisamente, Galitski financió de su propio bolsillo la construcción del estadio, de una academia y de unas instalaciones de entrenamiento que en su momento el italiano Fabio Capello las consideró las mejores de Europa.
El oligarca ruso se basó a la hora de construir dichas instalaciones en las de Lezama del Athletic de Bilbao, motivo por el que la selección española las eligió para concentrarse en junio pasado de cara al Mundial de Rusia.
A diferencia de otras partes de Rusia, en Krasnodar, región bañada por el mar Negro y que incluye el famoso balneario de Sochi -residencia estival del presidente ruso, Vladímir Putin-, los inviernos son más suaves.