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El Sevilla triunfa, el Barça se relaja

El Sevilla triunfó en un vibrante derbi con el Betis (3-2), con toda la tensión y la intensidad de un duelo que desborda pasiones y ambición, en contraste con la relajación que demostró el Barcelona, que, con la Liga ya decidida, sintió las rotaciones, miró a la Liga de Campeones y sólo empató con el Huesca.

Sin nada en juego en la cima, donde el conjunto azulgrana tiene aún nueve puntos de ventaja sobre el Atlético de Madrid, que superó al Celta con una fórmula ya habitual, las paradas de Jan Oblak más el gol de Antoine Griezmann, el estadio Sánchez Pizjuán centraba la atención del día. Un derbi en toda su expresión. Sin ningún matiz.

La emoción duró hasta el último segundo, hasta el último córner que lanzó el Betis. Venció el Sevilla, que retomó la cuarta plaza de la clasificación, pendiente del resultado dominical del Getafe, pero cuya victoria es mucho más ante su 'eterno' rival. Es un triunfo especial, de una dimensión incomparable en la ciudad andaluza.

Munir anotó el 1-0 en la primera parte y Gionvani Lo Celso niveló el duelo en el comienzo de la segunda mitad, pero fue un momento fugaz, de apenas cuatro minutos, el tiempo que tardó Pablo Sarabia en culminar un contragolpe en el segundo palo con el 2-1. Otros cuatro después, Franco Vázquez agrandó la diferencia con el 3-1.

No desistió el Betis, que reaccionó con el 3-2 de Cristian Tello en el tramo final, y nunca se sintió vencedor el Sevilla hasta el pitido final del árbitro, entre la inquietud de dos lanzamientos consecutivos desde la esquina, pero ganador y en la cuarta posición, una de las luchas que se mantienen mientras la Liga está resuelta.

Es del Barcelona desde el pasado sábado, cuando venció por 2-0 al Atlético de Madrid. Desde ese prisma, más la inmediatez del choque de ida, el pasado miércoles, y del duelo de vuelta, este martes, de la Liga de Campeones contra el Manchester United, la rotación general en Huesca era más que previsible. No pasó del empate a cero.

En el once surgieron Todibo, Jeison Murillo, Ricard Puig, Moussa Wagué, Carles Aleña, Kevin Prince Boateng... Y Ousmane Dembelé, reaparecido tras un mes de lesión. No viajaron ni Messi ni Sergio Busquets, por descanso; ni Luis Suárez ni Gerard Piqué, por lesión, ni Iván Rakitic, con fiebre, ni Sergi Roberto, con una sobrecarga.

Una versión menor del Barcelona que empató 0-0 en Huesca mientras mira al United. El efecto en la clasificación, salvo caída impensable, es intranscendente, por mucho que el Atlético ganara después al Celta en el estadio Wanda Metropolitano. La distancia aún es enorme, nueve puntos, con sólo 18 por jugarse. La Liga es suya.

El conjunto rojiblanco se centra a día de hoy en la conservación del segundo puesto, del que sólo se ha movido en una de las últimas 15 jornadas. Tampoco saldrá de ahí esta semana, vencedor por 2-0 contra el Celta en el Wanda Metropolitano porque tiene dos hombres que marcan las diferencias casi siempre: Jan Oblak y Griezmann.

De las paradas del primero, una tremenda y doble a Maxi Gómez y Ryad Boudebouz con 0-0 en el marcador y otra a Boufal, y el golazo del segundo, que transformó una falta directa el borde del descanso, surgió la victoria del Atlético, cerrada con el 2-0 de Álvaro Morata a cuarto de hora de final, asistido por el internacional francés.

A Europa mira ya el Espanyol, una vez sellada la permanencia. Está a cinco puntos por su victoria contra el Alavés (2-1) y por su triunfo de la pasada jornada en Girona; dos partidos que han virado el objetivo del conjunto blanquiazul de la salvación a las plazas de los torneos continentales, aunque aún dependiente de muchos rivales.

Adriá Pedrosa anotó el 1-0. Una especie de reivindicación para el joven futbolista de la cantera blanquiazul, que se golpeó de forma insistente el escudo en su celebración hacia la grada, apenas dos semanas después de la polémica que rodeó su petición de la camiseta al barcelonista Lionel Messi en el derbi disputado en el Camp Nou.

Después, nada más comenzar el segundo tiempo, el tanto en propia puerta de Víctor Laguardia amplió la renta del Espanyol y penalizó al Alavés, al que el 2-1 de Jonathan Calleri no le sirvió para nada, mermado por una racha de cuatro jornadas sin ganar, tres de ellas además con derrota, que transforman la Champions en algo hoy ajeno.

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