El Unión Berlín, un club de culto del sureste de la capitán alemana, emprenderá la próxima temporada una nueva aventura en la Bundesliga tras su ascenso a la primera categoría que puede darle un revolcón a la vida futbolística de la ciudad.
El Unión vive más de su mito como institución que de sus escasos éxitos deportivos en el pasado.
Los últimos se limitan a un título en la copa de la extinta RDA en 1968 y a haber llegado a la final de la Copa de Alemania en 2001, como equipo de tercera división, en la que terminó sucumbiendo ante el Schalke.
En 1968, los conflictos políticos que vinieron después de la represión de la llamada primavera de Praga terminaron privando al equipo de jugar la Recopa.
En 2001, en cambio, gracias a que el Schalke estaba clasificado a la Liga de Campeones, pudo jugar la Copa de la UEFA.
Sin embargo, el momento culminante de la historia del Unión Berlín se produjo -hasta el ascenso- en los minutos anteriores al comienzo de la final de la Copa de Alemania de 2001 cuando la rockera Nina Hagen cantó el himno del club en el Estadio Olímpico de Berlín.
Nina Hagen fue durante décadas una especie de símbolo de la contracultura, primero en la RDA y luego en la Alemania unida. El Unión, en ese aspecto, se parece un poco a Nina Hagen.
El Unión Berlín se fundó en 1966 y heredó la infraestructura del Olimpia Oberschönwalde, incluyendo su estadio, el An der alten Forsterei, que se ha convertido en una especie de lugar mítico.
A diferencia de otros clubes de la antigua RDA, como el Dinamo Berlín, que era el equipo de los servicios secretos y de otros que dependían del ejército o de la policía, el Unión era un club civil.
Eso ha permitido al club y a sus seguidores cultivar una imagen de rebeldía y también cierto victimismo, asimismo abonado por el hecho de que los acontecimientos políticos lo dejaran fuera de la Recopa en 1968.
"Es mejor ser un perdedor que un cerdo de la STASI", cantaban los seguidores del Union, en alusión a los temidos servicios secretos de la RDA y a su equipo, el Dinamo.
El Dinamo jugaba en el centro de Berlín, en Jahn-Sportpark. El Unión en la periferia, en Kopenick, en el extremo suroriental de la ciudad donde todavía tiene su estadio.
Mientras el Dinamo ha desaparecido, el Unión siempre ha seguido ahí, en el subconsciente de la ciudad, y ha ido escalando posiciones desde la tercera categoría hasta la primera Bundesliga, en la que debutará la próxima temporada.
En 2009 su estadio fue renovado, con la ayuda de cerca de 2.000 voluntarios que dedicaron a ello 140.000 horas de trabajo sin remuneración económica.