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Hinchas honran a Bakhramov, el linier que concedió el gol de Hurst en 1966

Farid Gajramánov

Bakú, 29 may .- Los hinchas británicos homenajearon hoy en Bakú a Tofik Bakhramov, el linier azerbaiyano de la final del Mundial de Inglaterra 1966 que concedió el polémico gol de Geoff Hurst en la prórroga ante Alemania.

Bakhramov cuenta con un estadio a su nombre -el antiguo estadio Lenin-, frente al cual fue erigido una estatua en 2004, ceremonia a la que asistió el propio Hurst y el antiguo secretario general de la FIFA, Joseph Blatter.

El monumento inmortalizó a Bakhramov (1926-1993) en pantalón corto, con un silbato en la mano y señalando una infracción o, quizás, el centro del campo en la famosa jugada ocurrida el 30 de julio de 1966 en el estadio Wembley.

El estadio republicano Tofik Bakhramov era el más importante del país hasta la inauguración en 2015 del Estadio Olímpico, que será esta tarde escenario de la final de la Liga Europa entre el Chelsea y el Arsenal.

Hurst, que marcó tres goles en la histórica final, viajó a Bakú en 2011 en el centenario del fútbol azerbaiyano y depositó un ramo de flores en la tumba de Bakhramov.

Esta semana la embajadora británica en Bakú, Carol Crofts, recordó que la familia de Bakhramov aún conserva el silbato que le regaló en su momento la reina de Inglaterra

"En el día del cumpleaños de la reina les invitamos a una ceremonia donde le regalamos una camiseta de la selección de Inglaterra 1966", dijo.

Antes de ser trasladados al estadio en autobuses especiales, algunos aficionados se acercaron al monumento para hacerse una foto con el legendario linier.

Y es que en el aeropuerto los guardias fronterizos azerbaiyanos regalan a los aficionados llaveros con el lema "Tofiq Bakhramov-1966".

Con la excepción del violento incidente ocurrido anoche entre varios aficionados de ambos equipos, trifulca en la que resultó herido un ciudadano británico y un ruso, la atmósfera en Bakú es tranquila y festiva.

Los aficionados británicos ya han olvidado el maratoniano viaje que tuvieron que hacer para llegar a Bakú, que se encuentra a unos 4.000 kilómetros de Londres, ya que la ciudad bañada por el mar Caspio les ha recibido con los brazos abiertos.

"El viaje fue agotador. Había muy pocos vuelos directos entre Londres y Bakú. Vinimos a través de Estambul. No estábamos de muy buen humor. Pero nuestro ánimo comenzó a mejorar cuando nos llevaron en autobuses especiales hasta la ciudad", comentó a Efe Albert Bruce, seguidor de los "gunners".

Bruce reconoció que le sorprendió la limpieza de las calles y la hospitalidad de los habitantes de la capital.

"Bakú es muy bonita, especialmente la orilla del Caspio. El viento agradable que viene del mar levanta el ánimo. Paseamos con amigos hasta altas horas de la madrugada", aseguró Bridget Nil, hincha del Chelsea.

Ni mucho menos son todos aficionados jóvenes. Es el caso de Jerry Denbow, de 64 años, que viajó a Bakú junto a su hijo Cole y rechazó todos los prejuicios sobre la ciudad elegida por la UEFA para la final.

"Nos sentimos completamente seguros. La ciudad es bonita y la atmósfera es muy futbolística. Parece que aquí todos sólo hablan de fútbol", apuntó.

Otra veterana seguidora del Arsenal, Agnes Kit, también se mostró encantada con la atmósfera en la zona habilitada en el centro de la ciudad para los aficionados de ambos clubes ingleses.

"Me encantó ver tantos aficionados locales del Arsenal y el Chelsea. Se ve que en este país aman el fútbol", comentó.

En cuanto al partido, Joshua espera que el Arsenal juegue bien y, lo más importante, se lleve la victoria, lo que le permitiría disputar la próxima temporada la Liga de Campeones.

No todos los aficionados que llenan las calles son británicos. Iliá Rosenzweig es un aficionado israelí del Chelsea que llegó a Azerbaiyán tras volar de Tel-Aviv a Tiflis y desde allí en autobús.

"Aquí hay una mezcla ideal entre lo moderno y lo antiguo, Oriente y Occidente. Espero que el buen humor se mantenga también después del partido, pero que gane nuestro equipo", apuntó.

Tampoco lo tuvo fácil esloveno David Cucek, también seguidor del club presidido por el oligarca ruso Román Abramóvich, que apenas ha tenido tiempo de ver la ciudad.

Contra lo habitual en Rusia, donde hay mayoría de aficionados del Chelsea, Serguéi Vasiliev, anima al equipo dirigido por el español Unai Emery.

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