La final entre el Tottenham y el Liverpool del próximo sábado será la quinta en la historia de la Liga de Campeones, antes Copa de Europa, que se dispute en Madrid pero será la primera en el estadio del Atlético Madrid, el Wanda Metropolitano.
El campeón de la sexagésima cuarta edición del principal torneo continental de clubes saldrá del flamante recinto rojiblanco, inaugurado en septiembre del 2017. Nunca antes una final de la Liga de Campeones se disputó en el feudo del Atlético. Las cuatro anteriores ocasiones que el título se decidió en Madrid fue siempre en el estadio Santiago Bernabeu.
Madrid será el sábado la capital del fútbol europeo. Y se situará a la altura de París, con el Parque de los Príncipes y Saint Denis, y Londres, con Wembley, que acumulan a lo largo de los tiempos la organización de cinco finales de la máxima competición continental.
La final de la Champions vuelve a Madrid nueve años después de la última vez, cuando en la temporada 2009-2010 el Inter Milán dirigido por el portugués Jose Mourinho alzó su tercera copa tras batir en la final al Bayern Múnich (2-0).
Aquella fue la cuarta y última ocasión, hasta ahora, que el trofeo de la Liga de Campeones se entregó en Madrid y solo en la primera, en el curso 1956-57, tuvo a un equipo español, el Real Madrid, entre los protagonistas.
Fue entonces en la segunda edición del torneo. El Real Madrid, vigente campeón y dirigido por José Villalonga, ganó 2-0 al Fiorentina con los goles de Alfredo Di Stéfano y de Paco Gento.
Madrid no volvió a acoger una final de la Copa de Europa hasta doce años después, en la temporada 1968-69. El Milán logró su segundo título tras golear al Ajax, ya con un joven Johan Cruyff -21 años- en sus filas. El campeón italiano, con un triplete de Pierino Prati más el tanto de Angelo Benedicto Sormani frenó la ambición del equipo ya entrenado por Rinus Michels, que dos años después, en la década de los 70, empezó a marcar una época en el fútbol internacional.
El estadio Santiago Bernabeu fue el escenario de la final por tercera vez en el curso 1979-80, cuando el Nottingham Forest de Brian Clough revalidó el título tras ganar al Hamburgo por 1-0, con la diana de John Robertson.
Treinta años tardó Madrid en ser sede del último partido de la Champions otra vez. En la temporada 2009-2010 puso en escena el duelo entre el Inter y el Bayern Múnich. Cuando el equipo milanista logró su tercera y hasta ahora última Copa de Europa. Jose Mourinho dirigió por última vez al conjunto 'nerazzurri'. Semanas después se incorporó al Real Madrid.
El Inter ganó por 2-0 gracias a un doblete del argentino Diego Milito y propició la derrota del campeón alemán, entrenado por el holandés Louis Van Gaal.
Fue aquella la última vez, hasta ahora, que Madrid organizó una final de la Liga de Campeones. Sin embargo, otras ciudades españolas forman parte de la relación de anfitriones en la historia del torneo.
Es el caso de Barcelona, en dos ocasiones, y de Sevilla. El Camp Nou coronó al Milán y al Manchester United. Al campeón italiano de su época dorada en la temporada 1989-90 tras golear al Steaua Bucarest rumano (4-0) con dos goles de Ruud Gullit y otros tantos del también holandés Marco Van Basten.
Nueve años después, entregó la copa al Manchester United, que ganó al Bayern Múnich (2-1) en uno de los partidos históricos, épicos, de la competición. Aquel en el que el conjunto entonces entrenado por Alex Ferguson entró en el tiempo añadido con el partido perdido, después de que Mario Basler adelantara al representante alemán a los cinco minutos, y que enderezó en tres minutos gracias al acierto de Teddy Sheringham y el actual técnico Ole Gunnar Solskjær.
Sevilla fue sede de la final de 1985-86, una de las páginas más negras del Barcelona. Fue aquella derrota del conjunto azulgrana, que entonces aún no tenía título alguno en la Copa de Europa, una de las más duras de su historia. Cayó ante el Steaua Bucarest en el lanzamiento de penaltis después de que el choque acabara sin goles.
El Wanda Metropolitano, que por primera vez acogerá el partido más importante de la temporada en el fútbol europeo de clubes y que pondrá el colofón al presente curso, devuelve a Madrid, nueve años después, al primer plano del torneo.