Concepción M. Moreno
Montevideo, 28 jun .- El entrenador del River Plate uruguayo, Jorge Fossati, se considera "optimista y exigente" con la actual selección de su país, a la que dirigió entre 2004 y 2006 y de la que espera lo máximo en la Copa América de Brasil, porque considera que es la "mejor arropada y protegida" de la historia.
Después de 26 años en países como Argentina, Ecuador, Colombia, Arabia Saudí o Catar, bien como jugador o como entrenador, Fossati (Montevideo, 1952) no tiene pelos en la lengua durante su entrevista con Efe, en la que, como buen conversador, desgrana detalles de su trayectoria futbolística y de otros asuntos más generales.
Pregunta: De nuevo en Uruguay tras los últimos cinco años entrenando en Catar (incluida su selección) y Arabia Saudí, ¿por qué asume el reto de volver?
Respuesta: Entre futbolista y entrenador, llevo 26 años en el exterior. Creo que, comenzando por ahí, te puedes hacer a la idea de que volver a mi casa siempre estuvo latente. El club (River Plate) es el primero que dirigí en Primera División, se portó muy bien en aquella oportunidad, cuando programábamos nuestro cuarto año y me vino a buscar Peñarol. La dirigencia no solo no me complicó las cosas, sino que dijo que yo lo merecía. Esas cosas no se olvidan y me gusta el desafío de volver a mi país, de pelear en el fútbol uruguayo.
P: ¿Qué le han aportado estos años de experiencia?
R: He estado en distintos países, distintas culturas, distintas formas de llevar adelante el profesionalismo. Me ha exigido y eso es una forma de crecer, de ir añadiendo cosas a tu saber y entender, precisamente para hacer frente a esos desafíos lindos que me han llevado a enriquecerme desde el conocimiento.
P: El fútbol uruguayo sigue marcado por la cantidad de futbolistas que se marchan al exterior. ¿Qué le falta?
R: Dinero. No podés retener a tu futbolista porque no tenés la capacidad para retenerlo. Imagino que Nacional quería retener a Suárez y así tantos otros. Acá hay una realidad y es que los equipos uruguayos no viven ni de esponsorización ni de televisión ni de ingreso a los estadios como entrada especial de dinero. Se la dan los futbolistas. En el plantel de 23 futbolistas que juegan Copa América hay uno que juega en Uruguay (...) Muchos dirigentes tienen el discurso de que quieren que los jugadores criados en su club vayan a la selección por el glorioso honor de ponerse la celeste. Pero quieren que vaya porque saben que la selección es el equipo que más vende en el fútbol uruguayo.
P: ¿Cómo se encara un torneo local sabiendo que la primera figura que pueda surgir se va fuera?
R: Primero, pensando en plazos cortos. Acá planificar para dos-tres años, como debería hacerse, es poco menos que una utopía, porque, si va teniendo éxito el proceso, en seis meses te quedaste sin alguno de tus jugadores principales. Y después hacer uso de ese milagro que es real: futbolistas siempre hay; parece mentira, por más que exportemos todo lo que exportamos, siempre hay futbolistas.
La selección de Uruguay y la Copa América de Brasil
P: Estuvo al frente de la selección de Uruguay en una época no tan dulce como la de los últimos años. ¿Qué opina del "Maestro" Tabárez y su trayectoria?
R: Si yo creo que Tabárez tiene algún defecto no lo voy a decir nunca públicamente porque respeto mucho a mis colegas. Esta es la selección de la historia del fútbol uruguayo mejor arropada, mejor protegida, lo celebro con bombos y platillos y espero que esto siga para siempre, que esto sea una política en el tiempo y no algo fugaz (...) Hoy ver que a la selección se la respeta como se la respeta, que al futbolista lo ven como a alguien que viene para dejar la piel por la camiseta uruguaya, y que hoy, porque tengan más comodidades lejos de verlos como los cómodos de la película, le valoran esas ganas que ponen para venir, eso es lo que celebro de todo este proceso y aplaudo con Tabárez a la cabeza haciendo su trabajo.
P: ¿Cómo está viendo el juego de Uruguay en Copa América?
R: Tiene que ser candidato, yo no digo que tiene que ser campeón por decreto. No lo bajo ni un centímetro del nivel que puede ser candidato Brasil, para mí un par de centímetros más abajo está Colombia, que llega muy fuerte a Copa América. Pero yendo directamente a Uruguay, para ser más gráfico y corto, en vez de enumerarte los motivos por los cuales digo que sí, busquemos uno por los que no. ¿Qué nos falta? No veo un motivo por el cual no deba ser optimista con Uruguay y exigente, no desde mi punto de vista de entrenador sino de hincha. Tenemos todo y tenemos una historia.
P: Entre su etapa de jugador y de entrenador, ha vivido en siete de los 12 países que disputan la Copa América, así que tiene usted criterio para opinar. ¿Ha habido alguna sorpresa o decepción?
R: Me gusta la seriedad con la que todos los americanos fueron con su mejor nivel del momento, fueron a disputarla y ganarla. O por lo menos con esa ilusión. Creo que la Conmebol no debió aceptar que uno de los invitados, Japón, viniera con un equipo juvenil. Me parece una falta de respeto a las otras selecciones y no encuentro otra razón que se le haya permitido que dinero. Cuando se prioriza el dinero y se pierde de vista el fútbol en su esencia me parece un error muy grave. Sería el lado decepcionante. No estamos viendo una Copa América de partidos memorables, yo espero más todavía de los tres candidatos que te dije. Además, antes de Copa América ya dije que a Venezuela me jugaba alguna fichita, no para ser campeón, pero sí un buen papel.
Fútbol y negocios
P: Ya que hablamos de Conmebol y dinero. ¿Qué opina de que la Conmebol trasladase la final de la Copa Libertadores a Madrid?
R: Es un contrasentido, ¿no? Son las cosas de este fútbol comercial que, tal vez desde ese punto de vista, es una medida razonable y que le dejó muchísimo dinero a los dos clubes, pero desde la esencia del fútbol es muy complicado de explicar.
P: Hablando de más negocios, usted ha vivido en Catar y conoce los preparativos para el Mundial 2022. ¿No han quedado ensuciados con lo que se ha sabido después?
R: Muy bien no tengo claro qué se ha sabido, qué se ha dicho como rumor, porque si la mitad de lo que se ha dicho fuera verdad paren el mundo que me quiero bajar (...) Que haya habido de alguna manera ayudas económicas de un lado o de otro, sí, lo creo, pero me alarman los hipócritas que se rasgan las vestiduras. No me manejo en ese nivel ni me quiero manejar, porque a veces saber demasiado de esos entreveros me haría perder mi pasión por el fútbol, me haría perder la ilusión por ganar, porque si todo se arregla en un escritorio, ¿qué hago yo madrugando todas las mañanas para ir a entrenar?
P: ¿Y cómo se prepara el país para ese reto?
R: En 2010 yo estaba en Arabia Saudí. Dije: 'olvídense, no conozco qué tienen preparado pero olvídense, que esto es un tema país y si se metieron en este lío es porque están absolutamente seguros de que lo van a hacer bien'. El poder económico lo tienen de sobra (...) Salvo que haya tantos intereses de otro lado que logren complicarlo va a ser el mejor mundial que hemos tenido hasta ahora en términos de organización y de logística, y por jugarse en noviembre podemos esperar tal vez el mejor mundial de los últimos tiempos a nivel técnico y físico.
Mundial 2030
P: ¿Le gustaría que volviera un Mundial a Uruguay 100 años después?
R: Todo lo que sea bueno para mi país me gustaría. No sé si en el 30 estaré por acá (tendría 78 años), pero como siempre a mi país le deseo lo mejor. Creo que no es ninguna utopía que con otros países de la región se pueda organizar un Mundial. Pero que nadie se suba al carro de ser el centro. El centro tiene que ser Uruguay.
P: ¿Se plantea usted regresar al banquillo de la selección?
R. No, no me plantearía nada, en el sentido de que no soy de postularme. Pero me crié con la filosofía de que la selección es lo más grande del mundo y no importa el momento. Si la selección me llama no puedo mirar para otro lado; desde ese punto de vista no me lo cuestiono ni me lo pregunto. Pero creo que eso no se daría en corto plazo.